domingo, 29 de julio de 2012

EL FUTURO DEL TRABAJO

Benjamín Prado

Prepárese: en el futuro, todos autónomos.
¿Cuáles serán las profesiones más demandadas y más lucrativas en el futuro? ¿Qué trabajos nos ofrecerán más salidas dentro de dos décadas? Acuicultor, nanomédico, webgardeners, microemprendedores, policía medioambiental, narrowcastes, bioinformático… Hoy parecen palabras incomprensibles; mañana, las tendremos todo el día en los labios.

Vivimos tiempos veloces e imprevisibles, en los que los avances de la tecnología y los retrocesos de la historia lo transforman todo de forma continua y el presente ha cambiado tanto que el futuro tampoco es ya lo que era. ¿Cómo será la Tierra cuando Europa y Estados Unidos vivan a la sombra de Asia y los dólares o euros sean papel mojado frente al yen? ¿Qué sustituirá al petróleo y quiénes serán los jeques de las energías renovables? ¿Qué va a ocurrir cuando un avatar o un holograma nos represente y haga de nosotros en una reunión virtual celebrada por videoconferencia, o incluso en la oficina? ¿Qué consecuencias tendrán las migraciones masivas o el envejecimiento radical de la población? ¿Con qué armas nos enfrentaremos a la contaminación atmosférica?

Aparte de a todo lo demás, esas dudas afectan también al mundo laboral, cuyo porvenir está lleno de preguntas para las que de momento no existen respuestas, sino solo apuestas: ¿cuáles serán las profesiones más importantes y más lucrativas dentro de una o dos décadas, cuando ya no sea tan lógico soñar con ser médico, abogado o ingeniero de telecomunicaciones?

Los analistas, que en este terreno son una mezcla de sociólogos y adivinos, pronostican que algunos oficios que hoy parecen simple ciencia-ficción, como los de fabricante de órganos humanos, acuicultor en plantaciones submarinas, banquero de tiempo, bioinformático, creador de identidades digitales o nanomédico, estarán el día de mañana entre los más codiciados y mejor pagados. Aunque todos ellos serán muy solitarios, porque lo que sí parece evidente es que para entonces la mayoría de los ciudadanos serán lo que ya se conoce como e-lancers, es decir, personas que ofrecerán sus servicios por libre y desde sus casas, conectados unos a otros y con sus clientes a través de Internet. En cualquier caso, parece obvio que ha llegado el momento de prepararse para lo desconocido.

Si uno se fija bien, sin embargo, los nombres exóticos de muchas de esas profesiones ocultan anhelos muy normales y, por encima de todos ellos, como es natural, el de la supervivencia, tanto biológica como económica, que por otra parte cada vez parecen más insolidariamente unidas: la buena salud es y será para los que pueden pagársela. Para demostrarlo, un estudio de la consultora Fast Future pronostica que entre las 20 profesiones que mejor se adaptarán a los avances científicos y tecnológicos que se avecinan de aquí al año 2030 están las de granjero farmacéutico —que se dedicará a cultivar plantas modificadas genéticamente para que tengan a la vez propiedades alimenticias y terapéuticas—, instructor para la tercera edad, geomicrobiólogo —cuyo fin será crear microorganismos que ayuden a eliminar la polución—, policía medioambiental —un agente de la ley que luchará contra los ladrones de nubes y controlará el lanzamiento de cohetes de yoduro de plata para provocar lluvias, algo que ya se hace en India y en China— y las ya mencionadas de nanomédico —una mezcla de doctor e informático que, entre otras cosas, nos podrá implantar microchips que aumenten nuestra memoria, igual que se hace con un ordenador— y fabricante de órganos, que será un reparador de la salud capaz de combinar cirugía plástica, mecánica robótica y clonación genética para remplazar las partes dañadas de nuestro cuerpo.

Pero todo cambio requiere personas dispuestas a organizarlo y por eso también estarán en primera línea los vendedores de talento, que buscarán a los profesionales mejor preparados y los colocarán en organizaciones de todo el planeta; o los gerentes del bienestar, encargados de la salud laboral en las empresas.

En su libro Prepárate, el futuro del trabajo ya está aquí, recién publicado en España por Galaxia Gutenberg, Lynda Gratton da una serie de consejos sobre la dirección a seguir para tener un “futuro elaborado” en lugar de un “futuro por defecto”.

En primer lugar, se trata de ver hacia dónde camina el mundo, cómo va a seguirle el paso a los nuevos gigantes que vienen de China, India y Brasil, y en qué medida nos van a afectar los cambios que se produzcan cuando la tecnología nos suplante, la globalización parta en dos la sociedad, los recursos energéticos se terminen y los cambios demográficos dejen sin sitio a parte de la población.

Otros problemas que ya sufrimos hoy, pero que se harán más grandes, son: la fragmentación, que dispersará cada vez más nuestras tareas, nos dejará sin tiempo y nos impedirá darle cohesión a nuestra vida; el aislamiento al que nos conducirá estar siempre conectados pero solo de forma virtual; la escasez de carburantes y la subida de sus precios, aunque en contrapartida se ahorrarán millones al trabajar desde casa y no tener que desplazarse; la exclusión de los pobres, que cada vez serán más y estarán a más distancia de las personas acomodadas, y la destrucción del ecosistema.

En ese último reto, cobrarán una enorme importancia los ingenieros de vehículos alternativos, que buscarán opciones ecosostenibles para el transporte, y los científicos especializados en la lucha contra el cambio climático. Podremos acogernos a la telepresencia en 3D para celebrar en una sola jornada laboral cuatro reuniones de negocios sucesivas en Tokio, Moscú, Río de Janeiro y Nueva Delhi; o comeremos frutas y verduras transgénicas, cultivadas por los agricultores verticales en las fachadas de los rascacielos o crecidas en los invernaderos espaciales que algunos arquitectos interplanetarios ya han diseñado para que sean construidos en la Luna y en Marte; pero nuestra lucha contra la enfermedad y la muerte será la misma.

Vamos a necesitar mucha determinación y un gran sentido de la libertad para defender nuestros derechos frente a ese futuro que parece muy selectivo, con muchas posibilidades para los técnicos y muy pocas para los obreros.

Lynda Gratton, a través de lo que ella llama cocreación, y otros autores como el inventor del término e-lancer, Thomas W. Malone, en El futuro del trabajo, creen sin embargo que, si sabemos utilizar la tecnología para formar redes, alianzas de ocasión y corporaciones globales, “podríamos obtener los beneficios propios de las grandes organizaciones sin tener que renunciar a los de las más pequeñas, que son la libertad, la creatividad y la flexibilidad. Las grandes empresas se han dado cuenta de que la descentralización les beneficia. Intel, Microsoft o IBM se nutren de un complejo entramado de fabricantes de equipos, desarrolladores de programas informáticos y diferentes firmas de servicios que trabajan fuera de sus sedes comerciales. Y todas ellas han mejorado su rendimiento por ese sistema, y son más valoradas por los mercados”.

Consciente de que su apuesta dará lugar a una serie de interrogaciones inevitables sobre la desaparición de la justicia social y el intento de engañarnos llamándole independencia a la inseguridad, la profesora Gratton habla de los microemprendedores, que se benefician de la conectividad y forman ecosistemas de ideas con otros internautas, aunque no los relaciona con los famosos mini-jobs que tanto defienden consultoras como Hays, cuyo director general en España, Christopher Dottie, sostiene que la única salida posible de la crisis es “seguir el camino de Alemania, que con ese método mandó una poderosa señal a los mercados, la del descenso del paro, y así ha fortalecido su economía”. Malone redondea el argumento dando una solución estrambótica: “Las organizaciones descentralizadas le brindan a la gente mayor libertad y flexibilidad, pero ¿qué pasa con otras necesidades, como la seguridad financiera, la salud y la formación? Una vez que son independientes, ¿cómo puede tenerlas cubiertas? Muy fácil: volviendo a los gremios, que en la Edad Media servían para entrenar a los aprendices, buscarles una colocación, financiar sus estudios o hacerles un préstamo”. Uno no puede tomarse muy en serio ninguna propuesta que plantee reducir la capacidad adquisitiva de los ciudadanos e-lancers a aquello que puedan sacar eventualmente con sus minijobs o, directamente, regresar al siglo XV; pero el disparate deja muy claro que el nuevo reto al que nos enfrentamos es el de siempre: la desigualdad.

En cualquier caso, parece evidente que el kilómetro cero del futuro está en la palabra tecnología y, por eso, según vaticinan el estudio sobre las profesiones del futuro encargado por el Gobierno británico a Fast Future y otros, hechos por la empresa Iberestudios o por las universidades de Oxford y Barcelona, se acercan buenos tiempos para los abogados virtuales y los controladores de datos-basura, que nos protegerán de los hackers mezclando el Derecho y la Ingeniería Informática; y para los desarrolladores de aplicaciones para teléfonos móviles, los webgardeners, que se encargan de actualizar los contenidos de la Red y los ayudantes de networking, que serán mitad educadores sociales, mitad relaciones públicas con objeto de mejorar nuestra integración social en Internet; o, como consecuencia de todo eso, para los psicólogos a distancia, que tratarán las adicciones y síndromes que los internautas puedan contraer mientras navegan. También les irá bien a los telecomunicólogos, que serán quienes mantengan la interconexión masiva de computadoras en un mundo en el que prácticamente nadie carecerá de una; y, por supuesto, a los creadores de videojuegos. Todo lo cual vuelve a decirnos que en el fondo van a cambiar más las formas que los moldes: los intermediarios se llamarán gestores, y poco más.

Todo eso está cerca, pero aún no está aquí y, según otro estudio, llevado a cabo en esta ocasión por la firma Adecco Professional, los tres empleos más deseados hoy día en España siguen siendo, por este orden, los de comercial, administrador de grandes cuentas —los famosos key account managers— e ingeniero de telecomunicaciones. Nuestro país también necesita “ingenieros especializados en energías renovables, cuyos puestos de trabajo han aumentado un 235% en la última década; analistas financieros y médicos de familia, debido sobre todo al envejecimiento de la población, el más acusado del mundo, solo por detrás del de Japón”.

Para terminar, diremos que hay malas perspectivas para los medios de comunicación, donde parece que la actividad con más futuro será la de narrowcaster, es decir, la de experto en segmentación informativa, un profesional que combinará el periodismo, la publicidad y las relaciones públicas para dar noticias a la carta, destinadas a grupos específicos de personas y adaptadas a sus intereses, teniendo en cuenta su nivel de vida, su religión, su estado civil, su lugar de residencia, etcétera. No parece que la palabra objetividad tenga sitio en ese proyecto con aires de plan de fuga.

El mundo cambia deprisa y el futuro, ese “espacio negro para muchos sueños, / espacio blanco para toda la nieve”, según lo describió el poeta Pablo Neruda, empieza a dejarse ver en el horizonte.

Cuando estemos allí, tendremos todo el día en los labios esas palabras que ahora suenan tan extranjeras, acuicultor, nanomédico, webgardeners, microemprendedores, bioinformático… Y a los que puedan ser definidos con alguna de ellas parece que les va a ir muy bien. El futuro ya no es lo que era, como dijo Paul Valéry.




sábado, 28 de julio de 2012

UNA REVISTA ARGENTINA HECHA POR POBRES PARA POBRES

Melisa Fuentes, en BBC Mundo

Luego de muchas puertas cerradas, y de sentirse tergiversados en el retrato que hacen los grandes medios, un grupo de habitantes de diferentes barriadas pobres de Argentina arrancó un proyecto de revista que intenta mostrar una realidad con la que se sintiesen más identificados.

Se trata de La Garganta Poderosa, una publicación semanal producida en una de las tantas "villas" o barrios más pobres de la ciudad de Buenos Aires.

La revista se vende en los quioscos de Buenos Aires desde hace años; pero ahora, en julio, por primera vez empezó a tener alcance nacional. En buena medida gracias a la ayuda prestada por distribuidoras y vendedores.

"Hoy en día, gracias a la revista, para que nos arreglen una cloaca sólo tenemos que escribir 140 caracteres en Twitter. Hace tres años, sin revista, teníamos que juntarnos 1.500 vecinos y marchar 10 cuadras de vecinos hasta la Legislatura para que alguien nos diese bola (les prestase atención)", cuenta a BBC Mundo uno de los editores de la publicación, quien pidió rigurosamente no ser identificado.

Para quienes están detrás del colectivo La Garganta Poderosa, el anonimato es esencial. Explican que son una organización horizontal en donde se pretende que nadie resalte por encima del otro. Identificarse para dar una entrevista, dicen, es una forma de romper el espíritu colectivo.

"La revista se volvió un caballo de batalla de todas esas peleas que se iban a volver más prioritarias o más urgentes" agrega el entrevistado.

Rompiendo esquemas

La problemática social de quienes viven en villas es similar a los cinturones de marginalidad que marcan y se replican en todas las urbes de América Latina.

Pero para quienes iniciaron el proyecto de esta publicación el problema principal al que apuntan es la estigmatización que les genera la pobreza. Lejos de lo filosófico se traduce en un impedimento cotidiano. Por ejemplo, a la hora de conseguir trabajo puede condicionar el hecho de decir que se vive en una villa.

Y según alega el editor, los grandes medios de comunicación comerciales y públicos son responsables en buena medida de esta estigmatización.

"Durante mucho tiempo aspiramos a que esos mismos medios que nos ponían en un lugar demoníaco después nos dieran alguna migaja para rectificar nuestra imagen. Pero llegó un momento en el que nos dimos cuenta de que no alcanzaba", aseveró.

Y ahí surgió, hace ya ocho años, La Garganta Poderosa. Comenzó como un proyecto barrial y ahora llega a tener alcance nacional.

¿El objetivo? Crear un medio que no sólo los identifique, si no que también rompa con el estereotipo del pobre, del "villero".

La organización del funcionamiento de la publicación es reconocida por los académicos como novedosa.

En cada villa, una asamblea de vecinos elige -entre niños, adolescentes y adultos- a los comunicadores que escribirán las notas. El proyecto no tuvo financiamiento de empresa u organismo estatal. A fuerza de festivales y colectas entre los vecinos salió a la vía pública.

La finalidad de incluir a menores de edad es tratar de brindarles en la revista un espacio para ampliar el aprendizaje de la escritura y lectura que algunos ya ven en el colegio. Y también sirve de espacio de encuentro para alejarse de los vicios.

Ahora la revista se autosustenta y crece, mediante la creación de cooperativas de distribución.

El modelo de negocio es el siguiente: el vecino de la villa compra al costo la revista recién impresa y luego la vende con un margen de ganancia a los quioscos.

Para Eugenia Etkin, docente e investigadora del área comunicacional de los medios comunitarios en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES), la mezcla de redactores profesionales y no profesionales, que escriben temas de índole popular, y su estricta planificación editorial "la hacen una publicación interesante, seria, comunicacional".

"Apuntan a sacar el estigma de lo que es la pobreza, de lo que son las villas, y tienen una ideología fuertemente definida. Han logrado mucha visibilidad pública al poner (en su portada) figuras populares reconocidas" explica.

En la última edición de La Garganta Poderosa la portada contó con la imagen del reconocido escritor uruguayo Eduardo Galeano. La anterior fue promocionada con el exfutbolista argentino Martín Palermo.

Al tener entrevistas con personalidades junto a los temas cotidianos que interesan en el barrio la hacen atractiva y explican su crecimiento, afirma Etkin.

¿Alcance regional?

La Garganta Poderosa es la fuerza de la organización por sobre la ausencia del Estado, remarca Etkin a BBC Mundo y "lo interesante a analizar es el capital social que ellos promueven desde su comunicación, por eso La Poderosa va más allá que cualquier análisis de mercado".

"Las organizaciones civiles que promueven un cambio social tienen que pensarlo desde esa lógica. En cambio una gran emisora de televisión piensa en un circuito económico y tiene una lógica de mercado. Ahí radica la gran diferencia", agregó.

La Poderosa, como la llaman, es quizás la punta de lanza o la cara más visible de una nueva tendencia de medios comunitarios que han ido surgiendo en Argentina.

Pero en este caso la diferencia la hace que son los mismos "villeros" quienes escriben para su público.

Según la docente, existen diversas razones para que estos medios alternativos tomen cada vez mayor fuerza "con la disponibilidad de las nuevas tecnologías que te permiten tener una difusión con costos muchísimo menores a los tradicionales".

Quienes forman parte del proyecto de La Poderosa han iniciado contactos con habitantes de zonas pobres en Bolivia y Paraguay, para tratar de replicar la experiencia de la revista.

A fin de cuentas, muchos de los moradores de las villas en Buenos Aires provienen de dichos países.

De hecho, con la reciente crisis política que hubo con la destitución de Fernando Lugo como presidente paraguayo, la publicación se abocó ampliamente al tema respondiendo a las necesidades de información que pedían los vecinos que deciden las notas en asambleas.

"La idea es que La Poderosa sea una plataforma de encuentro de todas las villas, de lo que nosotros sentimos que es nuestra patria América Latina", aseveró el editor.

Debate editorial interno

Esta historia del editor de La Garganta Poderosa explica el proceso editorial que hay dentro de la publicación.

"En marzo del año pasado, la tapa fue René de Calle 13. Nosotros amamos a René, nos parece que es un tipo que representa un montón de nuestra cultura latinoamericana, de nuestra problemática, de nuestro sueño.

Pero nadie en La Poderosa creía que la tapa tenía que ser René, porque adentro estaba la historia de Pascual, un vecino nuestro de veinte años que murió en la Villa31, porque el SAME (servicio de salud) nunca entró a buscarlo y el amigo cartonero (quien recoge desperdicios reciclables en la calle) que lo llevó en la carretilla hasta el hospital llegó cuando estaba muerto.

Si nosotros hubiéramos puesto en la tapa de la revista a Pascual, de La Poderosa habrían hablado 10 personas. Pero como en la tapa de la revista estaba René, la historia de Pascual la conocieron 10.000 personas".



viernes, 27 de julio de 2012

UNA OBEDIENCIA LIBERADORA

Joan Chittister, OSB, en 'Reflexión y Liberación'

La cuestión básica es, naturalmente, es si la obediencia religiosa tiene por objeto controlar o liberar a la persona… El religioso hace voto de obediencia, no de infancia perpetua ni de dependencia ni de irreflexión. 

Si lo que pretende la obediencia es el control, el sistema raya la inconsecuencia. La verdad es que resulta muy sencillo controlar a los niños. Lo único que una persona necesita para asegurar el control sobre otra es una autoridad capaz de respaldar sus amenazas con la fuerza correspondiente. Hacer equivalente el voto de obediencia a la promesa de vivir una vida controlada, haciendo cosas banales, imposibles o incluso personalmente destructivas, ridiculiza su significado. La obediencia no puede reducirse a un ejercicio consistente en saltar obstáculos cada vez más altos.

La función de la obediencia no consiste en menoscabar o manipular la voluntad humana. La obediencia, por el contrario, libera al alma humana para cosas más grandes que las banales exigencias cotidianas o el capricho espiritual de unos guías arbitrarios. La obediencia libera, no reduce ni, mucho menos, esclaviza a la persona. El objeto del voto no es lograr marionetas humanas.

Eso es algo que, sencillamente, no constituye el propósito espiritual que induce a los adultos a entregar su vida para cumplir la voluntad de Dios en la vida religiosa en un periodo en el que esa obediencia de marioneta pone en peligro a la población del planeta.

La obediencia genuina exige considerable madurez, así como la suficiente independencia, autonomía y humildad como para arriesgarse a la inquietud personal que puede conllevar la defensa ante la autoridad de una postura impopular o contraria.

La obediencia escucha a todos y todo a través del filtro de la Escritura, la voz de Dios y la llamada de Jesús a un mundo necesitado de Eucaristía y en búsqueda de las bienaventuranzas.

En definitiva, pues, la obediencia verdadera hace que el alma se remonte sobre las trivialidades organizativas y las instituciones humanas y vaya hacia un estado de mayor humanidad que no sabe de falsas limitaciones, no tolera reglas que hagan imposible el reino de Dios, no respeta leyes que interfieran en el Espíritu y no se inclina ante nadie que no se incline previamente ante la Voluntad de Dios respecto de la humanidad y ante los propios gobernados. Es una empresa de iguales en busca de la Voluntad de Dios, no un ejercicio de niños que pretendan tener satisfechas y contentas a todas las figuras paternas de la vida.

Cuando el voto de obediencia funciona bien, la conformidad y el cumplimiento, las recompensas y los sistemas, no ocupan el lugar de Dios. Cuando la autoridad funciona bien, el liderazgo significa más que coerción, las preguntas son más importantes que las respuestas y proporcionar ideas es más importante que recibir órdenes… Sólo quienes carecen de liderazgo recurren a la autoridad. Sólo quienes insisten en su propia autoridad destruyen toda posibilidad de obediencia y toda esperanza de liderazgo. 





jueves, 26 de julio de 2012

HISTORIA DEL DIOS TRANSPARENTE

Gonzalo Haya

Al leer la Historia del rey transparente de Rosa Montero (ver sinopsis y un extracto como adelanto en la página web de la autora) me llamó la atención el adjetivo “transparente” y se me ocurrió –quizás por deformación profesional- que es la cualidad de Dios que lo oculta a los sabios y prudentes, y lo revela a los humildes.

Desde este punto de vista podríamos escribir la Historia del Dios transparente. Para Rosa Montero la Historia del rey transparente es un pretexto para transmitir la fuerza del brote renacentista de libertad (los cátaros) y de feminismo (Corte de amor) que fue reprimido por el papismo. Para mi sería una ocasión para ver la Historia del Dios transparente en la Historia de la humanidad.

Dios es transparente, por eso no lo vemos aunque está presente en todo lo que vemos y palpamos. Ya lo dijo Jesús, el mejor trovador de esta Historia: algunos viéndolo no lo ven, y oyéndolo no lo oyen.

Nuestra Historia tendría sus semejanza y sus diferencias con la del Rey transparente. La diferencia está en que en el libro de Rosa Montero siempre le ocurre una desgracia al trovador que comienza a contar esa Historia. Eso no me asusta porque la “Historia del Dios transparente” sería un desbordamiento de plenitud y de paz; aunque no niego que falsos trovadores, al tergiversar su Historia, han provocado enormes desgracias.

La semejanza entre esas dos Historias sería que nadie llega a concluirlas. Dios resulta tan transparente que no logramos palparlo con nuestros conceptos. Nos fascina el interés de esa Historia, pero siempre se nos quedará a medias. Sólo vemos a Dios ocasionalmente cuando se materializa -cuando se encarna- en alguien que nos muestra su imagen y semejanza.

¿En quiénes visualizamos la imagen del Dios transparente? En los que tienen hambre y sed, en los inmigrantes, en los encarcelados, en los leprosos, en los crucificados. Lo que hicisteis con ellos, conmigo lo hicisteis.

En la Historia Medieval que sintetiza Rosa Montero, nos resulta difícil ver al Dios transparente en el fraile que aconseja a la Duquesa en su castillo; o en la Dama Blanca que se convierte en la Dama Negra por la crueldad y “la tristeza que le viene de sus demonios interiores”. Menos aún en los frailes que predican la cruzada contra los cátaros y condenan a la hoguera a los que no abjuran de su fe.

Vemos al Dios transparente en Guy, el gigantón inocente que se suma a la Cruzada de los Niños y termina vendido a un circo como un número de feria. Lo vemos en León, el herrero “endemoniado” (epiléptico) que salva a Leola de la emboscada, a Alina de su mal de ojo, y a Filippo “el juguete, el animal salvaje, el pobre bruto” propiedad del conde de Guîmes. Lo vemos en Violante “pequeña, deforme y alegre” y en su madre que, en vez de huir, espera la llegada de los cruzados porque “prefiero morir por mi fe y dar testimonio en el martirio”. Lo vemos en los 225 cátaros, sacrificados en la hoguera en el castillo Montségur, como lo vemos en Jesús crucificado.

La gran Historia del Dios transparente no coincidiría con la historia del papado, ni de la Iglesia, ni de las religiones; sería mucho más amplia que todas ellas y recorrería el revés de la trama de la Historia universal. Ni siquiera comenzaría con Adán y Eva, ni con unos neanderthales enterrando un cadáver bajo sus pinturas rupestres.

Empezaría quizás con el bosón de Higgs, pasaría por la amebas, por el sol y la lluvia, por el grano de mostaza, por los lirios del campo, por las aves del cielo. Pasaría por los tótem sagrados, por la Pachamama, por Confucio, Buda, Abraham, Melquisedec; por el centurión romano, la mujer sirofenicia, el endemoniado de Gerasa; por Mahoma, por Ibn-Arabi, por Auschwitz, por Hiroshima, por Gaza, por las fabelas y las Villas Miseria argentinas, y por los millones de sepultados en el olvido.

Nos ha costado verlo, pero Dios ha estado siempre, y está ahora, en los marginados. Si no lo vemos es porque es transparente y sólo es visible para los limpios de corazón porque, está dicho, ellos verán a Dios.




martes, 24 de julio de 2012

LOS NIÑOS INVISIBLES EN EE. UU.

Juan Gelman

No se trata ya de un hombre solo y andrajoso que pide limosna en una esquina: el segmento de homeless que aumenta más rápidamente es de las familias con hijos.

Hay estadísticas de todo tipo en cualquier país, pero una poco aflora públicamente entre las miles que cada año se compilan en EE.UU.: la de los niños sin techo del país, 1,6 millones en el año 2010, es decir, uno de cada 45, y un 38 por ciento más que en el 2007, según una investigación del National Center on Family Homelessness (NCFC) (www.homelesschildrenamerica.org, diciembre 2011). Nada mal para el país más poderoso del planeta.

El hecho cambia imágenes del sin techo en EE.UU. No se trata ya de un hombre solo y andrajoso que pide limosna en una esquina: el segmento de homeless que aumenta más rápidamente es de las familias con hijos. Tampoco de un haragán: unos 4 millones de familias perdieron su vivienda desde comienzos del 2007 a comienzos del 2012, informó The New York Times (//topics.nytimes.com, 19-7-12), al compás del crecimiento de la desocupación.

En el 2007 explotó el globo hipotecario que condujo a la crisis económica mundial que hoy castiga al mundo. Ese año, 2,2 millones de deudores hipotecarios perdieron su departamento o casa en EE.UU. y un millón en el 2010 (//utopianist.com, 18-1-11). Y aun los que trabajan con un salario exiguo no siempre pueden pagar un alquiler. En Orlando, el alquiler promedio de un departamento con dos dormitorios exige que el inquilino gane 18 dólares la hora. Una pareja que labore 40 horas por semana no la puede sufragar con un salario mínimo de 7,67 dólares la hora (//cfl.homeless.wordpress.com, 5-7-12).

En el estado de California hay que ganar 26 dólares la hora para alquilar esa clase de departamento, pero el salario mínimo que perciben muchos es de no más que 8 dólares la hora (//nlihc.org, 2012). No es sólo el desempleo, entonces.

El problema de los sin techo no tenía a comienzos de la década de los ’80 la calidad de endemia que alcanzó después. La tasa de familias neoyorquinas con hijos pequeños echadas a la calle aumentó un 500 por ciento entre 1981 y 1995 (www.eric.ed.gov, enero 1996) y el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano registró en su evaluación correspondiente al 2010 que el 35 por ciento de los homeless del país dormía en albergues del gobierno y de entidades caritativas (//portal.hud.gov, 14-6-11).

Ralph da Costa-Núñez, que fue funcionario del ex alcalde de Nueva York Ed Koch, señaló al ex presidente Ronald Reagan como el culpable de la veloz expansión del fenómeno: “Anuló todos los programas sociales que ayudaban a los pobres. ¿A dónde iban a ir? A la calle, a los albergues. Un día le dije al alcalde Koch que lo que empezaba así iba a permanecer” (www.alternet.org, 16-7-12). En tanto, Reagan mistificaba la cuestión.

“Lo que tenemos en este país –declaró en el programa televisivo TV Good Morning America el entonces presidente de EE.UU.– es un problema que siempre tuvimos, incluso en los mejores tiempos; tal vez somos ahora más conscientes de su existencia, y es la gente que duerme a la intemperie, los sin techo que no tienen techo, se podría decir, por elección” (//abc.go.com, 31-1-84). Sí, desde luego, cómo no. Bill Clinton continuó estas políticas de su predecesor republicano y sus reformas en materia de pobreza no tomaron muy en cuenta a las mujeres y los niños. La ley de ayuda temporaria a las familias necesitadas que se promulgó durante su mandato imponía rigurosas exigencias para acceder a la asistencia y ésta, como lo indica el nombre de la ley, era de limitada duración.

Los niños homeless, en este marco, devienen “los marginados más jóvenes de EE.UU.”, señala el informe del NCFC. “Se han convertido gradualmente –agrega– en una parte descollante de un Tercer Mundo que está emergiendo en nuestra nación. A pesar de que su número crece, los niños sin techo son invisibles para la mayoría de nosotros, no tienen voz ni audiencia. Sin una cama que puedan llamar propia, han perdido seguridad, privacidad y el confort hogareño, así como a sus amigos, pertenencias, mascotas, rutinas reposadas y a sus comunidades. Estas pérdidas producen una experiencia de vida perturbadora que inflige heridas profundas y duraderas.”

Seis estados solamente –de los 50, más el distrito federal, que constituyen la federación estadounidense– han desarrollado estrategias para enfrentar la situación. Otros han diseñado proyectos decenales para resolverla por completo, pero su eficacia está por verse. Se olvida, además, que los niños sin techo pasan hambre y son más proclives a contraer infecciones respiratorias y digestivas, asma, tuberculosis y otras enfermedades. Su desamparo no les permite asistir a clase con regularidad: los cambios de ubicación de sus familias son frecuentes. En este caso, mucho más que en otros y por otras razones, se aplica lo dicho alguna vez por Jean Cocteau: “La infancia sabe lo que quiere. Quiere dejar atrás la infancia”.



lunes, 23 de julio de 2012

LA AFONÍA DE LA IGLESIA EN ESPAÑA

Juan Rubio, director de Vida Nueva

Europa acude en ayuda de España. ¡El dinero, el dinero! Falta el dinero y, como siempre, gana la Banca. En el juego, siempre gana la Banca ante el gran público que contempla el espectáculo de políticos rendidos a las plantas de los nuevos reyes y señores. Es el mensaje que hace años venimos escuchando y que se venía negando de forma sistemática. 

Ha habido que rendirse a la evidencia, maquillada por mensajes bien estudiados. Los fantasmas de los banqueros del emperador Carlos vuelven a revivir. De nuevo los Fugger que imponen sus condiciones; después impondrán, como en Grecia, a los gobiernos. Nerviosismo, falta de información. España convulsa, España a la deriva. Preocupación por doquier.

Mientras saltan las noticias, yo ando por tierras de México, y en la Argentina se sonríen entre labios. Los juegos malabares no son solo de este lindo país. También en España hay problemas. Se derrumba el Imperio. Falta información y cada uno barre para casa. Todo se estremece. Pese a que hubo voces que alertaron, todo parece derrumbarse.

Y hay que poner oído al taxista, al tendero, al portero, al colega y al vecino que solo busca su pan, su casa y su tranquilidad.

Ni un documento, ni una palabra de aliento.
Todos los episcopados han hablado
de la miseria, de la pobreza, de
las secuelas de este desbarajuste.
La Iglesia calla en España.

Se maquilla la intervención y se dice que son los bancos los que han de pagar, como si no fueran los ciudadanos los que pagan a los bancos con sus intereses tan draconianos. Los banqueros del emperador alemán que hablaba a las mujeres en francés, a los caballos en alemán y a Dios en español. Estos solo hablan el neolenguaje del dinero.

Y la Iglesia sigue callada, con silencio amedrentado. Ni un documento, ni una palabra de aliento. Todos los episcopados han hablado de la miseria, de la pobreza, de las secuelas de este desbarajuste. La Iglesia calla en España. Algún día tendrá que lamentarse de este silencio tan apegado al miedo a perder prebendas. Algún obispo en su diócesis, de forma aislada, ha ido hablando, pero la Conferencia Episcopal sigue dándole vueltas a la perdiz, preparando un documento que saldrá cuando la crisis acabe, allá por el año 2017, según los expertos.

No puede estar afónica la Iglesia
ante los nuevos Fugger, Rothschild, Rockefeller
y seguir recibiéndolos, con campanillas,
mientras desahucian a tantos pobres
que no pueden pagar sus hipotecas.

Hoy más que nunca hace falta que la Iglesia hable y devuelva a este país la confianza, la autoestima, la esperanza y la ilusión, y que sea hilo de Ariadna que nos saque del laberinto. Hace falta que los pastores hablen y digan claro en dónde está el límite de la usura, del poder del dinero y promuevan la justicia, la solidaridad y una manera de vivir más austera. “No prestes dinero a usura ni sobornes al inocente”. Son palabras olvidadas.

No puede estar afónica la Iglesia ante los nuevos Fugger, Rothschild, Rockefeller y seguir recibiéndolos, con campanillas, mientras desahucian a tantos pobres que no pueden pagar sus hipotecas. Son estos los que siguen pidiendo a la Iglesia no solo el dinero que los saque del apuro en los créditos sin interés que da Cáritas.

Hace falta una voz oportuna que pueda subirse a la montaña y gritar bien claro que la usura no construye a Europa. Intervenidos por la usura e hipotecando el futuro de un país que no puede entenderse sin Europa y que hace unos años ha dado las espaldas a América Latina. La Iglesia no puede seguir callada. Sería pecado de omisión.

domingo, 22 de julio de 2012

EL VICEPRESIDENTE DE LA ONU QUE QUIERE "OCUPAR Y NACIONALIZAR LA BANCA"

“Vivimos en un orden mundial criminal y caníbal, donde las pequeñas oligarquías del capital financiero deciden de forma legal quién va a morir de hambre y quién no. Por tanto, estos especuladores financieros deben ser juzgados y condenados, reeditando una especie de Tribunal de Núremberg”.

Con esta aplastante contundencia despacha Jean Ziegler, vicepresidente del Consejo consultivo de Derechos Humanos de la ONU, su particular análisis del actual momento histórico.

La dilatada trayectoria diplomática de este profesor emérito en la Universidad de Ginebra y comprometido analista internacional, que fue relator especial de la ONU para el Derecho a la Alimentación durante ocho años, impide que le tiemble la voz a la hora de señalar con el dedo inquisidor a los ‘culpables’ de la crisis sistémica.

“No puede ser que en un planeta con los recursos agroalimentarios suficientes para alimentar al doble de la población mundial actual, haya casi una quinta parte de sus habitantes sufriendo infraalimentación”.

En su último libro Destrucción Masiva. Geopolítica del hambre (Península), que Ziegler presentó ayer en Madrid, pone sobre la mesa una serie de cuestiones molestas de las que otros diplomáticos ni siquiera se atreven a hablar en los pasillos de la ONU.

Unas críticas irreverentes que ya ventiló en otros trabajos como El hambre en el mundo, Los nuevos amos del mundo y aquellos que se le resisten, El imperio de la vergüenza o El odio a Occidente.

Su receta para revertir esta situación es, si cabe, tan radical o más que su tesis sobre la generación de las desigualdades: “

Ocupar masivamente los bancos, nacionalizarlos y confiscar las arrogantes riquezas robadas por los especuladores financieros”.

Una extremista postura que lo lleva incluso a criticar la incapacidad de movimientos de la sociedad civil como el 15M en España u Occupy Wall Street en Estados Unidos.

“Reconozco que son símbolos importantes y que han logrado la simpatía de la sociedad, pero todavía son insuficientes para quebrar la actual relación de fuerzas si no desembocan en una huelga general indefinida.

Hay que darse cuenta de que en el orden mundial reina una violencia estructural que se debe combatir con una contraviolencia basada en la resistencia pacífica”.

La migración de los grandes fondos especulativos a los mercados de materias primas, principalmente de la agroalimentación, la cual creció exponencialmente en el trienio 2005-2008 como explica Ziegler en su último libro, “es el origen de esta crisis genocida porque han disparado el precio de los alimentos básicos”.

A pesar de la ‘destrucción masiva’ conceptualizada por Ziegler, el diplomático exhibe su característico optimismo de luchador a contracorriente y asegura que esta situación creará la conciencia social necesaria para “multiplicar rápidamente las fisuras en el muro capitalista, que acabarán derrumbándolo y creando un nuevo orden mundial”.

La insurrección será por el hambre o no será

El primer paso, explica, es darse cuenta de que “los criminales financieros son el enemigo común de los europeos, de los africanos y del resto de la población que sufre de hambre y desempleo en el mundo. Unos oligarcas que monopolizan los beneficios y privatizan los servicios y recursos”.

Para Ziegler, esta toma de conciencia será el advenimiento de una nueva forma de solidaridad internacional entre todos los pueblos, que posteriormente se transformará en un “frente de resistencia intercontinental”.

Un convencimiento “total”, pero que se transforma en duda cuando se le pregunta por los riesgos y los pilares sobre los que se fundará este alzamiento popular.

 “Es un misterio, no puedo hablar de la revolución porque se trata de la libertad liberada en el hombre y los procesos revolucionarios son imposibles de prevenir porque tienen sus propias leyes y no son conocidas”.

Lo que sí tiene claro Ziegler es que la insurrección, como ha ocurrido en la mayoría de estos procesos a lo largo de la historia, se producirá por el hambre.

“La hambruna ya es una realidad en las banlieues parisinas y el pueblo español también está sufriendo la pobreza, como el resto de Europa”.

En este contexto, indica, la lucha de clases es “absolutamente inevitable porque las oligarquías capitalistas no serán capaces de reeditar el genocidio americano de los indios, ya que es imposible matar a todo un país como España y hacerle aceptar permanentemente las cadenas”.
“España no debería pagar su deuda porque es delictiva e ilegítima”
Las “cadenas” a las que retóricamente se refiere este diplomático de la ONU estarían impuestas por las políticas económicas de la austeridad, que califica como “absurdas y destructoras”.

Los teóricos del neoliberalismo, añade, “nos han hecho creer que hoy en día la austeridad es la única política posible, pero sólo se aplica a la clase trabajadora y nunca a los banqueros. Estas políticas tienen un límite objetivo y no van a resolver los problemas”.

En contraposición a estas recetas neoliberales, Ziegler defiende unas políticas centradas en el crecimiento. Esta es la única esperanza que deposita en los representantes políticos, aunque matiza que de forma “extremadamente leve”.

Sus protagonistas no podrían ser otros que François Hollande y Barack Obama. “Ambos deben formar una alianza por el crecimiento basada en la inversión pública, el incremento del salario mínimo, las prestaciones sociales, la búsqueda del pleno empleo y la lucha contra la desindustrialización”.

Para el vicepresidente del consejo consultivo de Derechos Humanos de la ONU estas políticas no son la solución final si no van acompañadas de un despertar de la sociedad civil y, sobre todo, del impago de la deuda.

“Los dirigentes españoles deben hacer lo mismo que ha hecho Rafael Correa en Ecuador, es decir, negarse a pagar la deuda, cuya amortización ya es altísima, porque es odiosa e ilegítima.

Esto es, se ha creado, en gran parte, por la delincuencia financiera y la corrupción política, sin materializarse en inversiones reales”.

Una perspectiva que lo lleva incluso a cometer el atrevimiento de recomendar a los españoles que objeten en la declaración de la renta al porcentaje del gasto dedicado a la deuda pública. Una campaña lanzada desde el 15M que califica de “necesaria, inteligente y eficaz”. Todos estos elementos en su conjunto, unidos a la inflación, podrán acabar con las “deudas injustas”.

Refundar la ONU para instaurar un nuevo orden mundial
La Organización de las Naciones Unidas debe tener un papel central en el futuro escenario mundial. Como explica Ziegler, la ONU se fundó con el objetivo principal de defender el interés general de los pueblos y promulgar los principios recogidos en la Carta de los Derechos Humanos.

Sin embargo, “los mercenarios han pervertido su papel y destruido su credibilidad moral”.

Entre ellos, no duda en señalar al exsecretario general Ban Ki-moon o al presidente del consejo de selección de los relatores, el hondureño Roberto Flores, “quien apoyó el golpe de Estado en su país en 2009”.

Para Ziegler, la refundación de esta organización pasa por imprimirle “mucha más democracia” eliminando el poder de veto de las naciones integrantes del Consejo de Seguridad, limpiándola de “golpistas” y eliminando las prebendas del FMI y el BM.
El neoliberalismo delictivo, concluye el diplomático, “se cura con política”.



sábado, 21 de julio de 2012

SIMPATÍA DEL NUEVO PREFECTO POR LA TEOLOGÍA DE AMÉRICA LATINA

Jorge Costadoat Carrasco, en Actualidad, Columnas | Short Link

He revisado la obra más conocida de Gerhard L. Müller, el nuevo Prefecto de la Congregación para la Fe, y nuevamente me sorprende su concepto tan positivo de la Teología de la liberación. Tal vez los teólogos latinoamericanos querrían que se destacaran otros aspectos. Pero sin duda admitirán la descripción que Müller hace de ella y celebrarán la enorme simpatía que le despierta.

Cito a G.L. Müller:
La teología de la liberación latinoamericana ha desarrollado una forma específicamente moderna de la soteriología. Se fundamenta en el hecho de que Dios ha creado a los hombres a su imagen y semejanza y de que su Hijo ha sido entregado a la muerte en favor de los hombres para que se pueda experimentar a Dios como salvación y como vida en todas Las dimensiones de la vida humana. La teo­logía de la liberación critica todos los dualismos y destaca que Dios no espera al hombre más allá del cosmos ni se encuentra con él en una interioridad desliga­da de las realidades exteriores. Es, por el contrario, el Dios que ha creado al mun­do y al hombre en su modo de realización espiritual-material. Se acerca al hom­bre en la unidad de la creación, de la historia y de la consumación esperada. En la soteriología se refleja la participación activa, cambiante y práctica, en las acti­vidades liberadoras globales abiertas por Dios. La soteriología es, pues, también, y a la vez, soteriopraxis. El creyente participa, comprendiendo y actuando, en el proceso de cambio de la historia que Dios ha abierto en la actividad salvífica de Jesús.

La teología se desarrolla a través de un triple paso metodológico: en primer lugar, en la fe participa activamente el cristiano en la praxis divina de la libera­ción del hombre para salvaguardar su dignidad y su salvación; en el segundo paso, llega, a la luz del evangelio, a una reflexión crítica y racional de la praxis; y, final­mente, en el tercer paso, acomete la modificación críticamente meditada de la rea­lidad empírica. Cambia la realidad experimental para orientarla en dirección a una liberación del hombre que le lleve hasta su propia libertad. Ésta sería, en efecto, la meta del reino de Dios en tierra. De aquí se sigue una opción en favor de Los pobres y de todas aquellas personas a quienes les ha sido arrebatada su dignidad humana. La actividad liberadora de Dios se propone, según esta teología, convertir al hom­bre en sujeto. El hombre no sería mero receptor pasivo de la liberación. Su digni­dad personal consiste en haber sido llamado a colaborar en el proceso divino de la liberación. La Iglesia en su conjunto debe convertirse en portadora, señal e ins­trumento de un proceso universal de liberación que incluye a la humanidad ente­ra. Este proceso tiene en la acción liberadora de Dios en Jesucristo su primer ori­gen y su referencia definitiva.

Se interpretan como liberación las acciones salvíficas de Dios, tal como están testificadas, por ejemplo, en la experiencia del éxodo. Estas acciones liberadoras habrían alcanzado su punto culminante en la historia en el acto de la liberación de Cristo. Jesús habría muerto en la cruz para manifestar el amor de Dios libera­dor y transformador del mundo frente a la resistencia de los pecadores. A través de la muerte en cruz de Jesús, Dios ha cualificado al mundo como el campo en el que debe implantarse e imponerse la nueva creación. Por tanto, esta cruz sería la revelación escatológica de la opción de Dios por Los pobres. Dios se compromete­ría en favor de los oprimidos, para llevarlos a la libertad y para permitirles parti­cipar en el proceso de implantación de la salvación prometida a todos los hombres. En la resurrección de Jesús habría demostrado Dios qué es, propiamente hablando, la vida y cómo puede trasladarse la libertad a las situaciones existenciales reales y concretas mediante un poder-estar-ahí por y para los otros. Dios se mostraría así como el Padre de todos los hombres, como su hermano en Cristo y como su amigo en el Espíritu Santo.

Es perfectamente legítimo entender la teología de la liberación como la trasla­ción, adecuada a una época, de la soteriología al horizonte de la historia de la liber­tad contemporánea. Empalma estrechamente con la nueva definición de la Igle­sia -de base cristológica y soteriológica- como sacramento de la salvación del mundo y como señal e instrumento del reino de Dios, formulada por el concilio Vaticano en la Constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium y en la Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium et Spes (cf. LG 1; GS 1, 10,22 et passim).

Cita de Gerhard Ludwig Müller, Dogmática. Teoría y práctica de la teología, Herder, Barcelona, 1998, 383-384.

La Teología de la liberación, como asegura G. L. Müller, es teología católica. El nuevo Prefecto de la Congregación para la Fe habla en términos generales, lo cual equivale a decir que es “católico” que una teología intente formular la fe y que, en el intento, unos ensayos resulten mejores que otros. Así se entiende que el Card. Ratzinger en 1984 haya publicado un documento muy crítico hacia ella (al menos a lo que él entendió por ella) y, acto seguido, haya publicado otro documento en el que acoge sustancialmente su aporte (1986). Este ir y venir en el pensamiento de la fe constituye a la teología cristiana en cuanto tal, y no debiera nunca dejar de ser característica suya. Por lo cual no se entiende el maltrato que han recibido los teólogos latinoamericanos del post-concilio. Pero este es ya otro tema.

Por ahora cabe destacar que es teología católica y, en consecuencia, un aporte a la teología de la Iglesia católica:

1) Debe celebrarse, por tanto, que Dios opta por los pobres, y que esta opción debe traducirse en una opción preferencial de la Iglesia por los pobres. En Aparecida Benedicto XVI aseguró que la opción por los pobres es inherente a la fe en Cristo. En breve, no se puede ser “cristiano” si no se toma partido por los pobres en contra de la injusta pobreza. ¿Están nuestras sociedades dispuestas a renunciar a llamarse “cristianas” ya que su opción real es el consumo, la competencia, la concentración de la riqueza, todo lo cual al menor costo posible: bajos salarios y desocupación?

2) La Teología de la liberación, en cuanto teología católica, urge a la Iglesia a convertirse en la Iglesia de los pobres. Esto no solo es legítimo afirmarlo. Ha de ser realizado. La Teología de la liberación, con pleno derecho, pide a los católicos no solo una conversión a un estilo austero a favor de los que no tienen. Los católicos deben compartir todo lo necesario para sacar de la miseria a los que viven en ella. ¡Cómo es posible que en Santiago de Chile haya gente que muera de frío en las calles, hoy que los medios sobran para evitarlo! Caridad, lucha contra la injusticia, olfato solidario… Todo esto está faltando. Pero falta lo más importante: una Iglesia que reciba de los pobres su mirada sobre el mundo, su modo de sufrir, su capacidad de lucha y de espera. Estamos, en realidad, a la espera de la Iglesia que la Teología de la liberación ha generado en los barrios populares: una iglesia alegre, participativa, compasiva, con apertura a la totalidad de la vida humana y exigente sociopolíticamente hablando. Una Iglesia con sentido común para interpretar la doctrina de la Iglesia universal y, por esto, una Iglesia que va abriendo un camino a un catolicismo entumido.

En suma, la revalorización de la Teología de la Liberación representada en la asunción al cargo de Prefecto de la Congregación de la Fe de Müller da fuego y autoridad a la Iglesia cuando esta más lo necesita.

En 500 años de historia América Latina ha dependido intelectual y teológicamente de Europa. Esto, que por muchas razones es explicable, no tiene más razón de ser. Nuestro cristianismo latinoamericano debe pasar a la adultez. Hasta ahora nos hemos comportado como niños en la fe. Hemos dejado a nuestros antecesores la responsabilidad de pensar por nosotros. Hemos sido flojos para generar nuestros propios intelectuales y teólogos. Nos devora la inmediatez pastoral. Nos falta reciedumbre para aguantar el rigor de “pensar lo no pensado” (P. Trigo). La recepción que en América Latina vamos haciendo del Concilio es un paso firme hacia una nueva etapa. Sin embargo, la “opción preferencial por los pobres” -nombre del Concilio en nuestro continente- quedará en nada, si no somos capaz de sustentarla teóricamente. El cristianismo no se agota en la intuición ni en la práxis. Exige siempre descubrir la fe en la razón y la razón en la fe. Un catolicismo adulto, como el que necesitamos, requiere de una teología propia.

No podemos seguir dependiendo de la teología europea, además, porque la fuente se va agotando. La crisis de la Iglesia europea es demasiado grande como para que sigamos esperando que “piensen” por nosotros o nos envíen “pensadores”. Agradecemos a tantos misioneros que nos han ayudado en la tarea de “dar razón de nuestra fe”. Si no fuera por ellos, nuestro cristianismo sería aún más infantil. La mejor manera de agradecerles es tomar el relevo y desarrollar nuestra propia teología.

De la Teología de la liberación se ha dicho que murió; que se la eliminó; que hoy no tiene nada más que ofrecer; que es una herejía que la Iglesia condenó.

Algo de todo esto es cierto, aunque depende cómo se lo entienda. Pero siempre era posible que volviera a resurgir. Su fondo era cristianismo puro. Así pudo entreverlo el segundo documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe (1986) que reconoció su valor y el mismo Juan Pablo II declaró que, al menos bajo ciertas circunstancias, esta teología era incluso “necesaria”.

Lo que nunca nadie imaginó era que un “teólogo de la liberación” llegara al más alto puedo de la Congregación que vela por la ortodoxia en la Iglesia Católica: Gerhard Ludwig Müller. ¿Cuestión de decadencia en la Iglesia, dirán algunos? ¿O de infiltración demoníaca, pensarán otros? Puede también ser que la Teología de la Liberación sea teología católica tal como otras y que, en consecuencia, su aporte incrementa las aguas de la comprensión de Cristo. Así lo pienso yo al menos.

Lo más extraordinario es que esta teología que ha descubierto en el misterio de Cristo una Opción Preferencial de Dios por los Pobres, con innumerables consecuencias sociales y eclesiales, haya entrado a esta Congregación como en su propia casa.

No se puede decir que Gerhard Ludwig Müller sea un “teólogo de la liberación” tal cual los latinoamericanos. El es europeo y sus preocupaciones son también otras. Su experiencia pastoral y teológica en América Latina, sin embargo, le han hecho amigo de Gustavo Gutiérrez, el “padre de la Teología de la liberación”, y de varios otros teólogos de nuestra región.

Del libro Del lado de los pobres. Teología de la liberación (CEP, Lima 2005), escrito con Gutiérrez, extraigo algunas citas que vale la pena tener en cuenta. La interpretación que Müller hace de la teología de Gutiérrez, a mi juicio, tiene mucho futuro.

En mi opinión, el movimiento eclesial y teológico que bajo el nombre de “teología de la liberación” surgió en Latinoamérica luego del Concilio Vaticano II con repercusión en todo el mundo, debe contarse entre las más importantes corrientes de la teología católica del siglo XX (p. 29).

La teología de la liberación no es una sociología decorada con religiosidad ni un tipo de socioteología. La teología de la liberación es teología en sentido estricto (p. 37)

De ninguna manera puede hablarse aquí de la primacía de una praxis ortodoxa sobre la ortodoxia misma. Hablar de una primacía de la praxis sería poco más.o menos que reducir el cristianismo a una ética. Se trata más bien de participar en la praxis misma de Dios en el amor y esto se conoce cuando hay fe en la palabra por la que Dios se revela (p. 37).

La opción por los pobres no excluye a los ricos. Ellos son también objeto de la acción liberadora de Dios, en la medida en que son liberados de la angustia de tener que pensar que la vida sólo es posible a costa de arrancársela a otros. Frente a pobres y a ricos, la acción liberadora de Dios apunta a convertir a los seres humanos en verdaderos sujetos y, por tanto, personas libres de cualquier forma de opresión o de dependencia (p. 39).

Por la cruz y la muerte de Jesús, Dios señala al mundo como terreno de una nueva y transformadora creación. La cruz es así la revelación de la opción de Dios por los que sufren, los despojados de sus derechos, los torturados y asesinados. En la resurrección de Jesús de entre los muertos, Dios define de manera prístina y ejemplar qué es realmente la vida y de qué manera la libertad se convierte en la capacidad de existir para los demás y en luchar porque la vida se desarrolle en condiciones dignas (pp. 39-40).

Por eso, frente al quiebre del sistema capitalista convencional y de su mentalidad inhumana, la teología de la liberación mantiene toda su actualidad. Lo que diferencia a la teología de la liberación tanto del marxismo como del capitalismo es lo que en el fondo une a estos dos sistemas supuestamente enfrentados: una imagen del hombre y una concepción de la sociedad donde se elimina el papel que cumplen Dios, Jesucristo y el Evangelio para la humanización individual y social del hombre (p. 44).

La teología de la liberación no morirá en tanto haya seres humanos que se adhieran a la acción salvífica de Dios y que hagan de la solidaridad con sus semejantes, cuya dignidad ha sido enlodada, el criterio de su fe y la motivación para su vida en sociedad. teología de la liberación significa, dicho brevemente, creer en un Dios que es Dios de la vida y garantía de salvación para todos los hombres. Por eso lucha contra los ídolos que significan muerte precoz, pobreza, miseria y degradación (p. 45).

Gutiérrez se refiere con frecuencia a la equivocada interpretación que se escucha en simpatizantes y adversarios de la teología de la liberación. Se trata de la opinión de que esto es un trabajo para teólogos tan interesados en los problemas humanos que se sienten con fuerzas para incursionar en especialidades ajenas a ellos como la economía, la política y la sociología, pero perdiendo de vista que el tema propio de la teología es la relación del hombre con Dios. Todo lo contrario ocurre en la teología de la liberación. Quien tome en serio sus propuestas, admirará tanto sus aspectos estrictamente teocéntricos y cristocéntricos. Cuanto su compromiso con la comunidad viva de la Iglesia (p. 45)

En la propuesta de la concepción teológica que entiende la Revelación como síntesis de la liberación del hombre por Dios y como participación humana en esa acción salvífica y liberadora, es inseparable la unión entre creación y redención, fe y construcción del mundo, trascendencia e inmanencia, historia y escatología, la unión espiritual con Cristo y su seguimiento en el camino de la vida como discípulos suyos. La teología de la liberación supera el rígido dualismo del más acá y del más allá, que reduce la religiosidad a una experiencia mística del individuo y cuya función sería únicamente fomentar una moral personal o una ética social.

La “opción preferencial por los pobres”, nacida de la praxis y de la experiencia de las comunidades cristianas de Latinoamérica, ha impregnado fuertemente a la Iglesia con nuevas perspectivas. El servicio que representa la praxis liberadora se realiza a plenitud teniendo como horizonte una imagen geocéntrica del hombre y la participación de Dios en la redención que necesita el ser humano (pp. 46-47).

La teología de la liberación alienta con vigor este nuevo Nosotros universal de una Iglesia que mira a toda la humanidad cuando busca en Dios el sentido trascendente de lo finito y al mismo tiempo valora con responsabilidad la vida terrena (50).

Lo que es indiscutible a todas luces es la realidad catastrófica de la sociedad latinoamericana y de todo el Tercer Mundo. De ella, precisamente, surgió la teología de la liberación como un programa teológico que irrumpió no sólo para hacer algunos deslindes y cambios estratégicos. Fue toda una respuesta teológica que considerando las condiciones concretas, económicas e históricas de la sociedad, las analizó con profundo calor humano a la luz de la palabra de Dios (p. 79).

En este sentido declaró el Papa Juan Pablo II, en carta a la Conferencia Episcopal del Brasil (1986), “que la teología de la liberación no sólo es oportuna sino útil y necesaria”. En la nueva concepción de la Iglesia, alentada por el Vaticano II, especialmente en la Constitución sobre la Iglesia y en la de la Iglesia en el mundo actual (o sea, Lumen Gentium y Gaudium et spes), hay que dar por supuestos, también, los planteamientos de la teología de la liberación. La decisión de aplicar de hecho en la Iglesia latinoamericana las declaraciones conciliares se expresó en los documentos de las Conferencias Episcopales Latinoamericanas de Medellín y Puebla con amplio consenso jerárquico. Incluso en las dos Instrucciones de la Congregación Romana de la Fe (1984 y 1986), ciertamente distintas y que pueden ser objeto de diferente valoración, no se pone en duda en absoluto la posibilidad de una auténtica y original teología de la liberación; más bien, se reconoce justamente su necesidad (pp. 81-82).

La teología no tiene pues una relación abstracta y teórica con la realidad. El teólogo toma parte -entendiendo y obrando en el proceso de cambios de la historia, que es la historia de una liberación hecha por Dios. En un segundo paso -el de la reflexión-, avanza hacia una concepción integral de este proceso. Con su participación en el proceso de cambios y con su análisis crítico, da un tercer paso: cambiar la realidad entendiendo la dirección y las metas propuestas por Dios. La plena realización de la teología tiene, por tanto, ante sí tres instancias metodológicas. Primero, la participación del cristiano en la praxis de Dios que libera al hombre en la historia, una participación que implica acción, sufrimiento, conocimiento. Segundo, la reflexión crítica y racional sobre esa praxis a la luz del Evangelio. En un tercer paso, también crítico y reflexivo, la transformación de la realidad. Tiene siempre ante los ojos la liberación que da libertad a los hombres en el reino definitivo de Dios. Precisamente surge de aquí la opción por aquellos que deben ser liberados y que, siendo ya libres en la fe, participan activa y conscientemente en el proceso liberador mismo. Estos son los oprimidos, los pobres, los que viven en la miseria. La acción liberadora de Dios se dirige a hacer de los hombres verdaderos sujetos, es decir personas que actúan. El hombre no recibe pasivamente el don de la libertad. Se convierte él mismo en portador de liberación. De simple objeto atendido por el Estado se convierte en persona, sujeto activo, portador e impulsor del proceso de liberación. La Iglesia misma ya no es más Iglesia para el pueblo sino Iglesia del pueblo. El pueblo de Dios se convierte también en sujeto activo que lleva la historia a la meta de su total liberación. Por eso, en el sentido del Vaticano lI, la Iglesia no es ya simple institución que administra la salvación. La Iglesia en conjunto (con los laicos y la jerarquía, que son sus miembros internos) se convierte en signo e instrumento de la unión de Dios con los hombres y de los hombres entre sí. La Iglesia actúa como sacramento del reino de Dios o de la salvación del mundo (pp. 88.89).

Y éste es también el sentido primigenio de las comunidades de base. Base no se entiende aquí por oposición a jerarquía. Hay que entender, más bien, que la toda la comunidad en conjunto (con sus miembros revestidos de una gran diversidad de carismas, tareas y cargos) se convierte en sujeto actuante de la acción liberadora y de la praxis histórica de la liberación. Nace así el poder histórico de los pobres, quienes al participar como sujetos en el proceso de la historia son al mismo tiempo sujetos y actores de una empresa de liberación (p. 89).

La cruz de Jesús revela escatológicamente la opción de Dios por los pobres. En el proceso de la historia, Dios se pone del lado de los oprimidos para conducirlos hasta la libertad y para hacer posible que también ellos participen en la empresa de salvación prometida a todos los hombres. En este sentido habla Gutiérrez, con razón, de la fuerza histórica de los pobres. Si los pobres participan en las tareas de la salvación, entonces intervienen en la historia, salen de su marginación, de su posición intrascendente. Pero Dios incorpora también a los explotadores, a los dominadores. Los libera de la angustia de tener que vivir destruyendo a los demás y hace posible que obtengan una libertad verdadera. Finalmente, en la resurrección de Jesús ha mostrado Dios cuál es el significado de la vida y, consecuentemente, cómo puede nuestra libertad convertirse en un ‘estar-ahí-para los demás’ en las estructuras sociales que conforman nuestra existencia humana. Dios se manifiesta como el padre de todos los hombres, como hermano de todos en Cristo y como su amigo en el Espíritu Santo. Hace posible, por tanto, una vida en libertad, hermandad e igualdad (p. 100).

Bien analizada, la teología de la liberación está en total continuidad con respecto a la teología clásica, pero saca a la luz aspectos fundamentales que hasta ahora habían pasado desapercibidos. Lo hace de cara a la situación social en que se encuentra Latinoamérica, fenómeno sin duda inseparable del dominio que ejercen los centros de la economía mundial (p. 103).

Quien trabaja para la liberación ya está del lado de Dios, sea o no consciente de eso. Con él puede trabajar el cristiano creyente, aunque no pueda orar ni celebrar con él la Eucaristía porque le falta la expresa confesión de fe y la relación personal con Dios que implica la liturgia. Al revés, con alguien que se confiesa cristiano pero que está contra la liberación, actuando, por tanto, contra el amor de Dios, no se podría trabajar con él ni celebrar la Eucaristía (p. 108).

Justamente por esto habría que ver en la teología de la liberación una alternativa radical a la concepción marxista del ser humano y a la utopía histórica que resulta de ahí. Lo sustancial de la metodología teológica de la liberación -comprometernos en una praxis para cambiar la realidad es una nueva formulación del evento original de toda la teología. Primero hay que seguir a Cristo. A partir de ahí se da la reflexión para decir adecuadamente quién es realmente Jesús.

Para la opinión pública contemporánea la teología de la liberación puede haber perdido interés, pero hay problemas que no han sido resueltos y en la misión de servicio, de reflexión y de transformación que le compete a la Iglesia con respecto a toda la humanidad, la teología de la liberación sigue prestando un servicio imprescindible. Ni en un contexto regional ni en el intercambio teológico mundial, puede hoy dejarse de lado a la teología de la liberación (pp. 109-110)

Agradezco de manera especial a mi amigo Gustavo Gutiérrez. Él se ha preocupado en las últimas décadas de aclarar la estructura, los fundamentos Y la coherencia de la teología de la liberación Y en innumerables publicaciones ha ofrecido de ella una visión de conjunto. Podríamos hacer un recuento de cómo se discutía hace años, y muy intensamente, sobre ella! Pero esto no significa que en la historia de la teología, el de la teología de la liberación sea ya un capítulo cerrado. Por el contrario, Gustavo Gutiérrez nos invita a ampliar nuestra visión europea Y nos aclara el significado de ser una Iglesia para el mundo. Gracias a la teología de la liberación la Iglesia católica ha enriquecido, al interior de sus propias fronteras, el sentido de lo plural. La teología de Latinoamérica le ha permitido a la teología completar y profundizar su trabajo, sacando a la luz temas que en Europa se estaban dejando de lado (p. 176). 




viernes, 20 de julio de 2012

LAS ATROCIDADES DE LOS DEMÁS

Noam Chomsky

En su perspicaz estudio Ideal Illusions: How the U.S. Government Co-Opted Human Rights [Ilusiones ideales: cómo el gobierno estadounidense cooptó los derechos humanos] el experto en asuntos internacionales James Peck observa: "En la historia de los derechos humanos las peores atrocidades siempre la comete otro, nunca nosotros”, sea quien sea este "nosotros”.

Casi cada momento de la historia nos deja innumerables ejemplos de ello. Vamos a fijarnos en los de los últimos meses.

El 10 de mayo se inauguraron los Juegos Olímpicos de Verano en la cuna griega de estos antiguos juegos. Unos días antes había pasado prácticamente desapercibida la carta que dirigió el gobierno de Vietnam al Comité Olímpico Internacional (COI) expresando la "profunda preocupación del gobierno y del pueblo de Vietnam por la decisión del COI de aceptar a la compañía Dow Chemical como patrocinadora global del Movimiento Olímpico”.

Dow Chemical es la empresa que suministró los productos químicos que Washington utilizó desde 1961 para destruir las cosechas y los bosques de Vietnam del Sur empapando el país con Agente Naranja.

Estos venenos contienen dioxina, uno de los cancerígenos más letales que se conocen y que ha afectado a millones de vietnamitas y a muchos soldados estadounidenses. Es muy probable que hasta el día de hoy los abortos y los niños nacidos con malformaciones sean efecto de estos crímenes, aunque dada la negativa de Washington a investigarlo, solo contemos con los estudios de los científicos vietnamitas y de analistas independientes.

A este llamamiento vietnamita en contra de Dow Chemical se han unido el gobierno de India, la Asociación Olímpica India y los supervivientes de la espantosa fuga de gas en Bhopal en el año 1984, uno de los peores desastres industriales de la historia que mató a miles de personas y enfermó a más de medio millón.

Union Carbide, la empresa responsable del desastre, fue adquirida por Dow Chemical, para la cual este desastre es un motivo de preocupación no pequeño. En febrero Wikileaks reveló que Dow Chemical había contratado a la agencia privada de investigación estadounidense Stratfor para controlar a los activistas que están tratando de conseguir indemnizaciones para las víctimas y de que quienes fueron responsables de la catástrofe comparezcan ante la justicia.

Otro crimen muy importante y que ha tenido unos gravísimos efectos persistentes es el ataque de los Marines estadounidenses a la ciudad iraquí de Faluya en noviembre de 2004.

[Antes del ataque a la ciudad] Se permitió salir de ella a las mujeres y niños, si podían hacerlo. Después de varias semanas de bombardeos empezó el ataque con un crimen de guerra cuidadosamente planificado: la invasión del Hospital General de Faluya, en el que se ordenó a los pacientes y al personal tumbarse en el suelo con las manos atadas. Las ataduras se aflojaron en seguida, se había asegurado el complejo.

La justificación oficial fue que el hospital estaba informando de las víctimas civiles y, por lo tanto, se consideraba un arma de propaganda.

La prensa informó de que la mayor parte de la ciudad había quedado reducida a "ruinas humeantes” mientras los Marines buscaban a los insurgentes en sus "madrigueras”. Los invasores prohibieron la entrada a la Cruz Roja. Al no haber una investigación oficial, se desconoce las dimensiones de este crimen.

Si lo que ocurrió en Faluya recuerda a los acontecimientos que tuvieron lugar en el enclave bosnio de Srebrenica, que vuelve a estar de actualidad debido al juicio por genocidio del comandante militar serbio bosnio Ratko Mladic, hay una buena razón para ello. Sería instructivo hacer una comparación honesta, pero no hay peligro de que se haga: una es una atrocidad y la otra no lo es por definición.

Como en Vietnam, algunos investigadores independientes informan de que el ataque a Faluya está teniendo unos efectos persistentes.

Algunos investigadores médicos han descubierto un incremento dramático de la mortalidad infantil, del cáncer y de la leucemia, incremento que es incluso mayor que los de Hiroshima y Nagasaki. Los niveles de uranio en muestras de aire y del suelo son mucho mayores que en casos comparables.

Uno de los raros investigadores procedente de los países invasores es el Dr. Kypros Nicolaides, director del centro de investigación de medicina en el Hospital del Kingng’s College de Londres. "Estoy seguro de que los estadounidenses utilizaron unas armas que son las causantes de estas deformidades”, afirma Nicolaides.

El profesor de derecho estadounidense y Relator de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Originarios James Anaya informó el mes pasado de los persistentes efectos de una "no atrocidad” mucho mayor.

Anaya se atrevió a hollar un territorio prohibido al investigar las vergonzosas condiciones en las que vive la población originaria estadounidense que queda en Estados Unidos: "pobreza, malas condiciones, falta de resultados en la educación formal (y) enfermedades sociales a unos niveles que exceden con mucho los de otros segmentos sociales de la población estadounidense”, informó Anaya. Ningún miembro del Congreso quiso reunirse con él y la cobertura mediática [dada al informe] fue mínima.

En las noticias han aparecido mucho los disidentes después del dramático rescate del activista chino de derechos humanos ciego Chen Guangcheng.

"La conmoción internacional”, escribió Samuel Moyn en The New York Times el mes pasado, "provocó el recuerdo de anteriores disidentes como Andrei D. Sakharov y Aleksandr I. Solzhenitsyn, los héroes del bloque oriental de otros tiempos que fueron los primeros en convertir ‘los derechos humanos internacionales’ en un grito que unía a los activistas de todo el mundo y en una cuestión fundamental en las agendas de los gobiernos occidentales”.

Moyn es autor de The Last Utopia: Human Rights in History [La última utopía: los derechos humanos en la historia], publicado en 2010. En The New York Times Book Review Belinda Cooper puso en tela de juicio el que Moyn situara el origen de la prominencia contemporánea de estos ideales "en los frustrados pasos dados por (el presidente estadounidense Jimmy) Carter para inyectar los derechos humanos en la política exterior y en los Acuerdos de Helsinki de 1975 con la Unión Soviética”, al centrarse en los abusos de la esfera soviética. En su opinión la tesis de Moyn no es convincente ya que "es mucho más fácil de construir una historia alternativa de su propia cosecha”.

Es cierto: la alternativa obvia es la que ofrece James Peck, al que los medios dominantes apenas tienen en cuenta a pesar de que los hechos relevantes son sorprendentemente claros y conocidos, al menos para los académicos.

Así, en Cambridge History of the Cold WarJohn Coatsworth recuerda que desde 1960 al "hundimiento de la Unión Soviética en 1990 la cantidad de presos políticos, de víctimas de la tortura y de ejecuciones de disidentes políticos no violentos en América Latina superó con mucho a la de los de la Unión Soviética y sus satélites de la Europa del este”. Pero como eran "no atrocidades”, estos crímenes, que en gran parte son atribuibles a la intervención estadounidense, no inspiraron una cruzada de derechos humanos.

Inspirándose también en el rescate de Chen, el columnista de The New York Times Bill Keller escribe que "los disidentes son heroicos”, pero pueden ser "molestos para los diplomáticos estadounidenses que tienen importantes negocios que hacer con países que no comparte nuestros valores”. Keller critica a Washington por no estar a veces a la altura de nuestros valores emprendiendo una acción rápida cuando otros cometen crímenes.

No faltan disidentes heroicos dentro de los dominios de influencia y de poder estadounidense, pero son tan invisibles como la víctimas latinoamericanas. Mirando casi al azar por el mundo encontramos a Abdulhadi al-Khawaja, cofundador del Centro Bahrain para los Derechos Humanos, preso de conciencia para Amnistía Internacional que se enfrenta en estos momentos a morir en la cárcel a consecuencia de una larga huelga de hambre.

Y el padre Mun Jeong-hyeon, el anciano sacerdote coreano que resultó gravemente herido cuando participaba en una multitudinaria manifestación de protesta contra la construcción de una base naval estadounidense en la isla Jeju, llamada Isla de la Paz, ahora ocupada por las fuerzas de seguridad por primera vez desde las masacres de 1948 del gobierno de Corea del Sur impuesto por Estados Unidos.

Y el profesor universitario turco Ismail Besikci, que se vuelve a enfrentar a un juicio por defender los derechos de los kurdos. Ya ha pasado gran parte de su vida en la cárcel debido a la misma acusación, incluso en la década de 1990, cuando el gobierno Clinton suministraba a Turquía enormes cantidades de ayudad militar, en un momento en que el ejército turco perpetraba algunas de las peores atrocidades de la época.

Pero estos casos junto con otros que son demasiado numerosos para mencionarlos son no existentes según los principios oficiales.

[Fuente: The 4th Media - 4thmedia.org - Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos]




martes, 17 de julio de 2012

EL OBJETIVO

Juan García Caselles

De todas las ruindades, que son muchas, del ruin de Rajoy, quizá la más ruin sea la de quitarle la merienda a los presos. Ya veis, así de fácil, hasta yo puedo meterme sin ningún riesgo con el pobre Mariano. Y vosotros, cuando queráis. Pero ni se os ocurra meteros con Botín, con el dueño de Goldman Sachs, con algún Rockefeller o cualquier otro supercapitalista.

Y es que chinchar al capataz está al alcance de cualquiera, pero tocarle los chilindrines al amo es otra historia. Así son las cosas del sistema, que nos autoriza a pelearnos por cambiar al capataz, pero no nos dejan cambiar de amo.

Por eso, cuando denuncio a la gran burguesía como la responsable máxima de todas las barbaridades de los gobiernos, me dicen: “Está claro, esos son los dueños, pero nosotros ¿qué podemos hacer?”. Pues lo primero, no hacer el gilipollas perdiendo el tiempo en acosar y cambiar a los capataces (léase políticos) mientras los amos de verdad, la gran burguesía, campan a sus anchas bajo el pudoroso nombre de “los mercados”.

Y siguen preguntándome: “¿Pero qué hacemos?”. Pues eso, saber que para cambiar el sistema debe ser destruido el poder de los burgueses. Y como resulta que el poder capitalista es un poder globalizado, ni desde Madrid, ni desde Río de Janeiro, ni desde Moscu, ni siquiera desde Washington se les puede tocar un pelo.

Así que la única solución racional pasa por la constitución de un poder político mundial con facultades suficientes para actuar en toda la Tierra. Para que esto llegue algún día es necesario que se produzcan dos cambios ideológicos, dos cambios de mentalidad.

En primer lugar es necesario renunciar a todo tipo de localismos y nacionalismos, a eso tan profundo como es el sentimiento de pertenencia a la horda. Lo que no es nada fácil.

Y lo segundo, aceptar que el origen de los males del mundo no está en la pobreza, sino en la riqueza, en contemplar las riqueza como un mal. No son los pobres los que nos traen los recortes, sino los ricos, pero seguimos pensando y sintiendo la riqueza como un bien. Y este cambio es aún más difícil.

Quizá otro camino, en principio más improbable, fuera el de potenciar los actuales sindicatos para crear un sindicato universal que pudieran responder con acciones coordinadas en todo el mundo frente al despotismo del capital. Un camino no impide el avance en el otro. Hala, ya tenéis faena. Lo demás, lo de que los males se resuelven rezando a San Andrés o echando un papelito por un agujero, son milagritos imposibles.



lunes, 16 de julio de 2012

LAS MONJAS DÍSCOLAS

Ricardo Mir, en 'El Periódico de Aragón'

Mientras los obispos de EEUU lanzaban semanas atrás una campaña de vigilias y sermones contra la reforma sanitaria de Obama y "los riesgos que implica para la libertad religiosa", un grupo de monjas lanzaba otra con un mensaje y un estilo muy distintos. Una gira por nueve estados, en autobús, sin hábitos, y parando en comedores de beneficencia o en la puerta de los congresistas republicanos que respaldaron el año pasado el presupuesto Ryan, la hoja de ruta económica de los conservadores.

"Atajar el déficit es una buena idea, pero hacerlo sin tocar el presupuesto militar y bajando impuestos a los ricos mientras se recortan las ayudas a los pobres es inmoral", dice Stephanie Niedringhaus, portavoz de Network, el lobi que ha organizado la gira, dedicado a promover la justicia social. Más que una anécdota, el ejemplo ilustra la situación convulsa que vive la Iglesia católica de EEUU, y no solo por la vergüenza y la ruina que siguen generando los juicios de los escándalos de pederastia. El motivo es el creciente desacato de sus religiosas, menos apegadas a la doctrina de lo que al Vaticano le gustaría.

Así quedó de manifiesto en abril, cuando una investigación de la Congregación para la Doctrina de la Fe les acusó de "promover ideas del feminismo radical" y de expresar opiniones que contradicen las posiciones de los obispos. En el centro de las sospechas puso a la Leadership Conference of Women Religious (LCWR), una entidad dependiente de la Santa Sede que agrupa al 80% de las monjas del país, así como a las conferencias que organiza anualmente y en las que intervienen ponentes de distintas corrientes del catolicismo norteamericano.

"La LCWR nunca ha apoyado públicamente la ordenación de las mujeres o el matrimonio gay, pero sí lo han hecho algunos ponentes, y lo que quiere el Vaticano es que se censuren esas voces", asegura el profesor y jesuita Thomas Reefe, autor del libro Inside the Vatican (Dentro del Vaticano). "Esencialmente es un conflicto sobre el mensaje, sobre lo que se puede decir y lo que no", añade.

Esas diferencias ya quedaron patentes durante el debate previo de la reforma sanitaria, recientemente avalada por el Supremo. Docenas de monjas la apoyaron en un manifiesto pese a la oposición de los obispos. "Los obispos la rechazaron porque creen que les obliga a financiar abortos y muchas monjas la apoyaron porque garantiza la cobertura de millones de personas. No hay nada más provida que esto último", dice Niedringhaus desde su caótica oficina en Network.

En el fondo hay como mínimo una diferencia de prioridades. Mientras la jerarquía ha hecho del aborto y el matrimonio gay los temas casi exclusivos de su cruzada, a las monjas parecen preocuparles cuestiones más terrenales. "No hay duda de que las religiosas han abrazado una interpretación más progresista de la misión de la Iglesia", dice el teólogo de la Universidad Católica de Washington William Dinges. "Hay conflicto sobre qué es la Iglesia, su misión y hacia dónde debe dirigirse", añade.

El camino seguido por unos y otros desde el Concilio Vaticano II ha sido el mismo, pero la dirección inversa. Mientras los obispos y su equivalente a la Conferencia Episcopal iban diluyendo su voz sindical o pacifista para centrarse en un par de asuntos, la monjas salían de los conventos para vivir en la calle, trabajando con los excluidos pero también en la academia o en las oenegés. "Pondré un ejemplo --dice Reefe--. Los obispos no se han pronunciado una sola vez sobre la crisis desde el 2008. No solo es asombroso sino escandaloso".

Involución conservadora

Reefe cree que la involución conservadora de la curia es "una estrategia premeditada del Vaticano", que desde el inicio del papado de Juan Pablo II "ha designado a obispos más conservadores". Y algunas monjas les están perdiendo el respeto. "No hay duda de que en cada diócesis manda el obispo. La pregunta es qué significa la obediencia. ¿Es obediencia al Evangelio o a la autoridad de una persona?", dice Niedringhaus. La LCWR declinó responder a las preguntas de este diario.



domingo, 15 de julio de 2012

SACERDOTES EN LA SELVA CENTROAFRICANA

Artículos José Carlos (JCR)

“Ser cura en este lugar es trabajar todo el día a cambio de nada y encontrar la felicidad dedicándote a los más pobres”. No lo digo yo. Lo dice mi compañero, un francés que religiosamente se define como un “protestante poco practicante”. Desde hace algo más de tres

semanas los dos - que estamos trabajando en un trabajo de análisis de conflictos - vivimos en la parroquia católica de Obo, un aisladísimo y paupérrimo rincón de la República Centroafricana, y disfrutamos de la hospitalidad de dos sacerdotes y un diácono de la diócesis de Bangassou. Compartir muchos días con ellos hace que uno se dé cuenta del sacrificio que ellos y muchos curas africanos derrochan en lugares arruinados por la pobreza y los conflictos.

Una jornada normal comienza levantándose antes de las cinco. Después de rezar, a las seis comienza la misa y una vez terminada ésta los dos sacerdotes y el diácono de la parroquia (Martin, Florentin y Barnabas) no paran de recibir a personas que se acercan a la parroquia con un sinfín de problemas. Muchas veces no encuentran tiempo ni para desayunar. Abundan los casos de acusaciones de brujería (pone los pelos de punta ver con qué facilidad se expulsa o se amenaza de muerte a personas inocentes, casi siempre ancianos), de violencia doméstica o de padres que han perdido a sus hijos a manos de la guerrilla del Ejército de Resistencia del Señor (LRA, en inglés), la cual ha secuestrado a cientos de ellos para usarlos como esclavos. A veces pueden hacer algo, las más de las veces sólo pueden escuchar, animar y consolar. La parroquia de Obo, que tienen a su cargo, comprende un extenso territorio que hasta hace tres años podían recorrer con bastante dificultad por carreteras imposibles. Ahora la inseguridad les obliga a permanecer en un área en la que no pueden salir más allá de cinco kilómetros, y la sensación de claustrofobia hace mella en el ánimo.

A pesar de todo no se cansan. Los tres derrochan optimismo y humanidad, y las sobremesas con ellos son interminables porque siempre hay mucho de qué hablar. La casa parroquial tiene sus puertas abiertas todo el día y lo mismo llega una madre que acaba de recibir a su hijo al escapar éste de la guerrilla y que pide que el cura “le limpie la cabeza de cosas malas”, como aparecen dos investigadores de Amnistía Internacional o los cuatro soldados norteamericanos que se declaran católicos y que no se pierden nunca la misa dominical, o un refugiado congoleño. Y hablando de congoleños, los curas no me lo han contado porque no les gusta presumir de nada, pero los refugiados congoleños sí me han dicho que cuando llegaron hace tres años a Obo huyendo de los ataques del LRA en su país fue la parroquia la que les dio de comer a más de dos mil de ellos durante dos meses, hasta que llegaron las agencias humanitarias internacionales. Eso sí que fue el milagro de los panes y los peces repetido en el África más pobre.

Además de la parroquia con su catecumenado, sus catequistas y sus grupos de oración, tienen que mantener una casa que se cae de vieja, gestionar la escuela diocesana y hacer malabarismos para que sus maestros cobren un salario medio decente que el Estado debería pagarles pero que no lo hace. En la casa dan hospitalidad a trabajadores humanitarios que acaban de llegar y les ofrecen orientación y consejo. Cuando salen a pasear por el pueblo no pueden dar cuatro pasos sin que la gente les pare y siempre les escuchan sonriendo. Su gran ilusión durante estos días es pensar que dentro de pocas semanas se irán de ejercicios y podrán descansar y cargar las pilas.

Así viven muchos miles de curas africanos en los rincones más apartados y más pobres de este continente. Sé que no todo el monte es orégano y que en la Iglesia africana hay muchas situaciones diversas, y a veces uno en lugar de encontrarse con curas que ofrecen el Evangelio se topará con oportunistas interesados en tener poder y que vivirán de forma poco edificante. Pero como se suele decir, hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece en silencio. El bosque de los miles de curas africanos que un día entraron al seminario con la ilusión de una vocación de dedicación a Jesús de Nazaret y entrega a los más pobres. Por eso no me extraña que hasta mi compañero se dé cuenta de que vivimos con personas de una gran talla humana. “Columnas de bronce”, los llama con orgullo su obispo, el comboniano español Juan José Aguirrre, de la diócesis de Bangassou. Columnas que sostienen a un pueblo lacerado que vive en uno de los lugares más perdidos y castigados de África que no interesa a nadie pero que Dios no ha olvidado.



sábado, 14 de julio de 2012

POBRE CLASE MEDIA

Ana Muñoz Álvarez

Más de 400.000 familias viven gracias a la pensión de los abuelos. El 22% de la población está en riesgo de pobreza y, según la ONU, la pobreza infantil afecta al 26% de los niños y niñas. No estamos hablando de un lejano país asiático o de la pobreza en África. Son cifras de España, la hasta ahora cuarta economía de la zona euro.

La crisis ha alterado la agenda y el calendario de muchas familias. Personas que hasta ahora vivían bien, tenían su trabajo, su casa, sus hijos, su hipoteca… y que hoy tienen que acudir a organizaciones, como Cáritas o Cruz Roja, para poder dar de comer a sus hijos. Un millón setecientas mil familias españolas tienen a todos sus miembros en situación de desempleo y seiscientas mil familias no tienen ningún ingreso. Las organizaciones de la sociedad civil española ya venían alertando de la situación que se podría llegar a vivir en España. "La crisis lo que ha hecho en sacar a la luz cosas que estaban ahí: desigualdades, injusticias…”, explican desde Cáritas. Informes de antes de 2008, cuando empieza la crisis, hablaban de que en España no se estaban reduciendo los índices de pobreza. Y era en época de bonanza. Hoy, recogemos lo sembrado. Se crecía, había trabajo… pero eran empleos precarios y de baja cualificación.

Los niños y los mayores son los grupos más vulnerables ante cualquier crisis, y también lo son en el caso español. Más de dos millones de niños, según Unicef, viven en hogares que no llegan a fin de mes, que han recortado la lista de la compra o que no pueden hacer frente a los gastos del material escolar. Pero lo peor, dicen los expertos está por llegar y explican que la pobreza infantil aún puede crecer más. Hasta hace un par de años, el perfil de pobreza infantil era el de un niño de clase baja, de familias desestructuradas o unifamiliares. En la actualidad, ese rostro ha cambiado. Son niños de clase media que han vivido bien, han tenido de todo… pero sus padres han perdido el trabajo y se enfrentan a una realidad difícil. Desde Cáritas, explican que muchos niños que sufren fracaso escolar lo hacen como reflejo al fracaso social y familiar que viven. Sin embargo, desde las organizaciones se hace hincapié en que no se trata de un fracaso del individuo sino que es un fracaso colectivo, del conjunto de la sociedad que no ha sabido crear las redes suficientes para que las familias no caigan al vacío.

Las pensiones de los abuelos son para muchas familias el único ingreso que reciben. Los mayores vuelven a ejercer el papel de padres, los padres el de hijos mayores y los nietos a ser los hijos pequeños. Para los mayores, es ya la cuarta crisis grave que han vivido en democracia, personas que han trabajado durante toda su vida, vuelven hoy a dar sostén a la familia, pagan las hipotecas de los hijos, ayudan a llenar el carro de la compra… Un cesto que ha descendido. Cruz Roja alerta que el 23% de los hogares no pueden comer ningún tipo de proteína a la semana, ni pollo ni embutidos. Muchas familias no pueden encender la calefacción ni calentar el agua caliente.

El rostro de la pobreza ha cambiado en los últimos años. Hoy, por fin, nos hemos dado cuenta que cualquiera de nosotros podemos llegar a hacer fila para recoger alimentos de la "caridad”. El egoísmo, la avaricia, el individualismo, un capitalismo llevado al extremo… nos ha traído una sociedad donde las desigualdades crecen. Estamos recogiendo lo sembrado. Pero, aún podemos cambiar las cosas. Unámonos para que la voz del pueblo sea escuchada porque queremos otra Europa, otra sociedad, otra manera de hacer política y de vivir. Y hoy más que nunca porque es necesario.


martes, 10 de julio de 2012

COMUNICADO EN APOYO A LOS MINEROS

Publicado en www.joc.es / Descargar en pdf

La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y la Juventud Obrera Cristiana (JOC), como movimientos de Acción Católica Especializada, iglesia presente en el mundo obrero, queremos expresar públicamente nuestra solidaridad con la lucha de los mineros.




La Marcha Negra de los mineros hacia Madrid

Hoy esta lucha cobra protagonismo por su presencia en Madrid, tras varias jornadas de marcha desde sus lugares de trabajo, así como los distintos encierros mantenidos en las comarcas mineras afectadas. Hacemos nuestras sus justas reivindicaciones en defensa de sus de puestos de trabajo, que les permitan vivir tanto a ellos como a sus familias con dignidad. La decisión del Gobierno de recortar en un 63% las ayudas al carbón para este año ha soliviantado una vez más a las cuencas mineras, que ven su desaparición más cerca que nunca, de espaldas al trabajo y a las necesidades de la ciudadanía.



La situación dramática que se vive hoy día en nuestro país, con las alarmantes cifras de paro y la destrucción de empleo, hace que nos unamos a las palabras recientemente pronunciadas por el arzobispo de Oviedo, Monseñor Jesús Sanz: “el mundo del trabajo atraviesa un difícil momento, y tiene su perfil propio en las cuencas mineras asturianas. Detrás de un conflicto laboral serio, hay siempre un drama que genera dolor en personas concretas, en sus familias.”

Llamamos con urgencia a la búsqueda de soluciones por parte del Gobierno y de los trabajadores, a través del diálogo para este conflicto que abarca siete comarcas mineras: Asturias, Galicia, Castilla y León, Aragón, Cataluña, Castilla-La Mancha y Andalucía. El gobierno, una vez más, no puede ni debe hacer oídos sordos ante tanto clamor.

La lucha de los mineros nos manifiesta la solidaridad y el ejercicio comunitario que supone la huelga o la marcha. Los gestos de acogida que se han repetido a lo largo de su caminar hacen visible esa solidaridad. Son capaces de renunciar al interés particular en la búsqueda del bien común, algo a lo que la Doctrina Social de la Iglesia nos invita de manera reiterada.

Los cristianos, los que queremos seguir a Jesús de Nazaret, ¿cómo serviremos a la sociedad si no hacemos realmente nuestra la causa de la afirmación de la dignidad de las personas en el trabajo, si no defendemos con todas nuestras fuerzas la centralidad para la vida social de los derechos laborales y sociales de las personas? “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo…” (Concilio Vaticano II).

GOLPES QUE DESPIERTAN...

Margot Bremer rscj

Hoy Paraguay canta: “Oh pueblo mío, sólo te queda resistir…” Pues, fiel a la Constitución, pero vaciada de su espíritu, el Senado (latín senatus = asamblea de ancianos en función de dirigir el Estado), un pequeño grupo que entró “por la puerta chica” -listas sábanas- en el Parlamento, hizo salir “por la puerta grande” en menos de 24 horas al nuestro legítimo presidente: Fernando Lugo. Este golpe exprés interrumpió un proceso de construcción de democracia, iniciado hace 4 años. En realidad fue un golpe a todo el pueblo que había elegido a este presidente libre y legítimamente en 2008. Pero en vez de anestesiar, el golpe tuvo efectos contrarios: el pueblo, ya herido por la masacre de Curuguaty, se despertó y se levantó con un grito de dolor e indignación. El médico1 se equivocó gravemente, tanto en su diagnóstico como en su tratamiento y más todavía en el resultado. Con esto perdió toda su autoridad. El pueblo, auto-convocado y de pie en la plaza, siguiendo con preocupación e impotencia la transmisión del show de un “juicio exprés”, no aceptó aquella sentencia infundada. Todo fue y sigue siendo al revés. El pueblo, condenado en la persona de Lugo y presente en la plaza en la diversidad de redes sociales y miembros de base de todos los partidos, también los dos tradicionales, invirtió el escenario en un juzgado: era el pueblo que condenó a los de adentro - Congreso, aunque sin efecto material, pero sí, moral. No aceptaron la sentencia y con ella tampoco al nuevo presidente quien inmediatamente asumió el poder.

El pueblo se despertó de golpe al ver “golpeado” su incipiente democracia. Y al protestar, sufrió inmediatamente una represión al estilo de la dictadura, con gases lacrimógenos, más adelante corte de luz, presiones de renuncias, etc. La TV Pública, medio que consiguió que el pueblo aprendiese a expresarse públicamente mediante el “micrófono abierto”, fue intervenida enseguida. Pero “cuánto más les oprimían, más crecían y se multiplicaron” (Ex 1,12). Más resistencia se generó mediante el “micrófono abierto” en la calle, múltiples manifestaciones, hasta festiva, marchas por las calles, pinturas concientizadoras en paredes, nuevas canciones que brotaron del luto y de la resistencia, cortes de ruta en el Interior, eran manifestaciones públicas del repudio al golpe. Abiertamente siguen a partir de entonces las renuncias de miembros de base de los partidos que habían puesto en escena toda esa tragicomedia, también comunicaron por internet renuncias de funcionarios en los ministerios públicos; tampoco faltaron lamentos de fieles católicos sobre la postura de sus representantes y del Vaticano por su adhesión inmediata al nuevo gobierno golpista. Estas crecientes demostraciones públicas en el Paraguay fueron confirmadas y reforzadas por los pronunciamientos y tomas de medidas de los países de Unasur y Mercosur que se habían reunido oportunamente.

Muchos son los motivos que llevaron a este golpe premeditado que indignó no solamente al pueblo paraguayo, sino a las naciones de América Latina y de otros Continentes. Una de ellas fue la masacre de Curuguaty, que refleja la deplorable distribución de tierra en un país con una producción exuberante que puede alimentar a todos sin que nadie sufra hambre. Sin embargo, miles de hectáreas de tierras mal habidas, llenas de impunidad, están en manos de aquellos que hicieron el juicio. La lucha por la justa distribución de tierra está íntimamente unida con la convivencia democrática.



Juicio al pueblo en la Biblia

La Biblia presenta el paradigma de un pueblo que quiere vivir el proyecto de convivencia inherente a la Creación. Luchaba, resistía, defendía y renovaba permanentemente durante los siglos su proyecto profundamente democrático, llamado “Pueblo de Dios”, especialmente en momentos de intromisión y acaparamiento de poder de ambiciosos de adentro y/o de afuera. La forma alternativa de convivencia de aquel pueblo molestaba y peligraba el sistema explotador y opresor de las monarquías que basaron su poder en la centralización de privilegios y tierras, una pequeña oligarquía representada en la figura del rey. El pueblo de Israel, sin embargo, concedió privilegios a los pobres para garantizar de esta manera la igualdad. Se había constituido en una confederación de doce tribus de diversas culturas. El número 12 es una de las constantes en la Biblia que simboliza ese proyecto popular descentralizado que siempre necesitaba reconquistar2. Otro símbolo de ese proyecto popular es la distribución igualitaria de la tierra (Jos 18,1-10), mantenida mediante constantes reformas agrarias a los 7 y 50 años (año sabático, año jubilar), proyecto totalmente alternativo a las monarquías vecinas que activaban y justificaban religiosamente la concentración de tierras en manos de la oligarquía.

El proyecto alternativo de aquel pueblo estaba en permanente peligro de ser derribado por sus propios a compueblanos que pusieron sus intereses personales encima de las comunitarias. A ellos convenía introducir el sistema monárquico en su pueblo para poder acaparar privilegios, poder y tierras con fundamentos religiosos.

La historia de la Viña de Nabot (1 Re 21,1-21) pone en escena la resistencia del pueblo que defiende su proyecto democrático contra tal sistema monárquico, ya introducido anteriormente (cf. 1 Sam 8,1-3).

Bajo la influencia de su esposa, la reina Jezabel de Fenicia, el rey Ajab de Israel quería servirse de los “privilegios del rey ”3 del Oriente, a costa de “los privilegios de los pobres”. Ajab se sentía en el derecho de acaparar más tierra por su status de monarca y ofreció al campesino Nabot dinero para comprar su viña4. Nabot, en representación de su pueblo, rechazó la petición del rey, invocando a Dios que le libre de tal traición a la constitución de su pueblo (1 Re 21, 3). Rechazó colaborar con el debilitamiento y desequilibrio del poder popular. La reina extranjera, sin embargo, animaba a su esposo de imponerse como el más poderoso: “¿Acaso no eres tú el que manda en Israel?” (v.7). Ella utilizó las estructuras democráticas del pueblo de su esposo, la “asamblea de los ancianos” (senado). Con facilidad consiguió a coimear a aquellos venerables “ancianos” y encontrar a dos testigos fraudulentos para hacer el juicio al ciudadano Nabot, todo según la ley, pero vaciándola de espíritu -como en el juicio político a Lugo-, ya que “jueces” y “testigos” fueron comprados. Nabot fue condenado a muerte por supuesta maldición a Dios y al rey, acusación totalmente tergiversada -como ocurre en nuestros “grandes” medios de comunicación-. Pero según el código de las monarquías orientales, oponerse al rey era sinónimo a oponerse a Dios; mientras que según el código del “Pueblo de Dios” oponerse al rey significaba resistencia para defender los derechos del pueblo. Nabot tenía que sufrir la condena de muerte porque el rey se había “vendido” a otro sistema político foráneo, traicionando a su propio pueblo (v.10.13). Sin embargo, la Biblia constata que aquellos que realizan por intereses propios un juicio al pueblo, serán juzgados por el mismo.

El juicio al pueblo evoca el juicio del pueblo

El rey, después de la ejecución de Nabot, suponía ya no encontrar más obstáculos para apropiarse de la tierra del difunto. Sin embargo, al tomar posesión de la viña de aquel - momento más esperado y gozado - tuvo que enfrentarse con otro representante del pueblo, el profeta Elías. Encuentro desagradable en que los papeles cambiaron entre juez y acusado -así como en la plaza de armas el día del juicio al pueblo-. Ahora era Elías quien, en nombre de Dios y del pueblo, juzgó al rey Ajab acusándole de ser además de asesino, ladrón (v.19). Pues, ni siquiera por su status de rey tenía el derecho de apropiarse de la tierra del ejecutado. Continuaría siendo tierra del pueblo -como “tierra fiscal” y en asamblea se decidiría sobre su uso (plaza, cementerio, etc.) Apoderarse de la tierra del pueblo, convertiría la “Tierra Prometida” en “Tierra Malhabida”, que sería “Tierra Maldecida”, ya que traicionaría el proyecto popular. El intento del rey de “privatizar” tierra del pueblo era un “robo”, según su constitución. Tan rápido como la corte real había hecho el juicio al pueblo en la figura de Nabot, ahora el pueblo, en la figura de Elías, hizo el juicio al enemigo del pueblo, el rey Ajab. Éste, al haber querido comprar la tierra del pueblo, en realidad se había “vendido” (v.20). Comprar y vender son dos verbos de negocio, propio del país de su esposa fenicia, país de comerciantes. Ajab se había vendido a un poder colonizador, traicionando el proyecto de su propio pueblo. Elías finalmente le anunció que ni él ni su casa (su partido) jamás tendrán futuro (vv. 21-24).

Este texto bíblico expresa en dos figuras simbólicas la eterna resistencia del pueblo contra los usurpadores de sus derechos, presentado mediante el símbolo de tierra. Impulsado por la indignación frente a los atropellos, el pueblo se levanta -en la figura de Elías- y se defiende, invirtiendo el rol de acusado en acusador. Aunque reprimido y condenado, el pueblo crece en resistencia la que contagia y se multiplica: “Cuánto más les oprimían, más crecían y se multiplicaron” (Ex 1,12). Así comenzó la fundación del pueblo y así comienzan todos sus intentos de refundación.

Nuevo juicio

En el NT el símbolo de autogestión del pueblo sigue con el número 12, pero no se habla más de la tierra, sino del pan5. Jesús, hijo y heredero de la resistencia del pueblo de Nabot, compartía diariamente el pan con los suyos. En la así llamada “multiplicación de los panes”, al organizar a la gente según su sistema cultural6, él consiguió el milagro de que su pueblo recuperara la autogestión al compartir y repartir ellos mismos entre sí el “pan” que habían traído. A los fariseos y los demás del Sanhedrin, institución religiosa-jurídica de aquellos tiempos, les molestaba la (re-construcción) del Pueblo de Dios que Jesús estaba animando y practicando con el término político de “Reino”, pero totalmente alternativo a los existentes. Aquellos religiosos del Sanhedrin querían mantener la dependencia religiosa, jurídica y económica del “populacho” al que necesitaban pero en el fondo despreciaban, asegurando de ese modo su popularidad para continuar enriqueciéndose. Aquel sistema religioso, en alianza con el colonizador y explotador, el imperio romano, también hizo un juicio falso al pueblo en la persona de Jesús. Habían creído que pudieron liquidar con él el sueño del pueblo, pero consiguieron lo contrario: Él resucitó y está presente en todos aquellos que luchan por una convivencia democrática, justa, igualitaria, fraterna y solidaria: su · “reino”, que él en nombre de Dios y como Hijo suyo, inauguró para que crezca y llegue a la plenitud.

Último juicio inconcluso

Vemos que los golpes que el pueblo sufre mediante un “Juicio político”, no siempre adormecen como fue premeditado, sino despiertan y provocan resistencia. El pueblo comienza a pensar con cabeza propia, y a partir del NO a cualquier golpe exprés, comienza a rescatar sus raíces y valores propios, rechazando lo foráneo impuesto a su identidad. Esta resistencia debe ser motivada por la búsqueda y defensa de una re-existencia. Por eso no estará lejos el día en que el pueblo invertirá el juicio –a partir de esa resistencia - elaborando y poniendo en práctica un proyecto propio para poder articularse con aquellos países latino-americanos que comparten semejante sueño.


1 Federico Franco, ex vicepresidente y, de y con golpe, presidente actual, es médico de profesión.

2 El NT Jesús asume este número en la elección de 12 discípulos, para rescatar y refundar este sueño del pueblo. También se usa este número simbólico en la perícopa de la hija enferma de Jairo con 12 años, que representa el sueño frustrado del pueblo, aparentemente muerto, al que Jesús resucitó. También las 12 canastos llenos después de la multiplicación de los panes (Mc 6, 43). En Apc el número 12 tiene una gran importancia en los 24 (2x12) ancianos (Apc 5,8); los 144(12.000 x 12.000mil, mil de cada una de las 12 tribus(7,5-8). El canto nuevo de los 24 ancianos para los 144.000 rescatados (Apc 14,3) .

3 Cf. 1 Sam 8,11-18, ley practicada por los reyes orientales, documentada únicamente en la Biblia.

4 Viña en la cultura israelita es el símbolo de una alianza entre Dios y su pueblo que se debe reflejar en la convivencia igualitaria y solidaria del pueblo; es totalmente otra clase de alianza que aquella entre el rey, traidor del proyecto de su pueblo y la reina, impositora de un proyecto colonial en contra del pueblo.

5 Hay que tener en cuenta que los evangelios fueron escritos en ciudades para gente urbana que ya habían perdido la conexión con la tierra; tenían que comprar el pan, fruto de la tierra en el trigo.

6 El evangelista Marcos (Mc 6,40) indica que Jesús les organizó en grupos de 50 y 100, número de los clanes durante la época de la Confederación de Tribus, único momento en que vivían, aún a trancas y barrancas, el proyecto del “Pueblo de Dios”.