domingo, 30 de diciembre de 2012

UNA FAMILIA DIFERENTE

José Antonio Pagola, en Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS

Entre los católicos se defiende casi instintivamente el valor de la familia, pero no siempre nos detenemos a reflexionar el contenido concreto de un proyecto familiar, entendido y vivido desde el Evangelio. ¿Cómo sería una familia inspirada en Jesús?

La familia, según él, tiene su origen en el misterio del Creador que atrae a la mujer y al varón a ser "una sola carne", compartiendo su vida en una entrega mutua, animada por un amor libre y gratuito. Esto es lo primero y decisivo. Esta experiencia amorosa de los padres puede engendrar una familia sana.

Siguiendo la llamada profunda de su amor, los padres se convierten en fuente de vida nueva. Es su tarea más apasionante. La que puede dar una hondura y un horizonte nuevo a su amor. La que puede consolidar para siempre su obra creadora en el mundo.

Los hijos son un regalo y una responsabilidad. Un reto difícil y una satisfacción incomparable. La actuación de Jesús, defendiendo siempre a los pequeños y abrazando y bendiciendo a los niños, sugiere la actitud básica: cuidar la vida frágil de quienes comienzan su andadura por este mundo. Nadie les podrá ofrecer nada mejor.

Una familia cristiana trata de vivir una experiencia original en medio de la sociedad actual, indiferente y agnóstica: construir su hogar desde Jesús. "Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". Es Jesús quien alienta, sostiene y orienta la vida sana de la familia.

El hogar se convierte entonces en un espacio privilegiado para vivir las experiencias más básicas de la fe cristiana: la confianza en un Dios Bueno, amigo del ser humano; la atracción por el estilo de vida de Jesús; el descubrimiento del proyecto de Dios, de construir un mundo más digno, justo y amable para todos. La lectura del Evangelio en familia es, para todo esto, una experiencia decisiva.

En un hogar donde se le vive a Jesús con fe sencilla, pero con pasión grande, crece una familia siempre acogedora, sensible al sufrimiento de los más necesitados, donde se aprende a compartir y a comprometerse por un mundo más humano. Una familia que no se encierra solo en sus intereses sino que vive abierta a la familia humana.

Muchos padres viven hoy desbordados por diferentes problemas, y demasiado solos para enfrentarse a su tarea. ¿No podrían recibir una ayuda más concreta y eficaz desde las comunidades cristianas? A muchos padres creyentes les haría mucho bien encontrarse, compartir sus inquietudes y apoyarse mutuamente. No es evangélico exigirles tareas heroicas y desentendernos luego de sus luchas y desvelos.






viernes, 28 de diciembre de 2012

UNA NAVIDAD CONTEXTUALIZADA

Luis García Huidobro
Jesuita chileno. Voluntario Servicio Jesuita a Migrantes Centroamericanos, México. 
Hay historias bíblicas que estamos tan acostumbrados a escuchar, que corremos el riesgo de descontextualizarlas y vaciarlas de significado, y así podemos también celebrar las fiestas religiosas al margen del contexto actual en el que la historia narrada vuelve a cobrar sentido.Tal es el caso de los relatos sobre la Navidad. Y es que nada más ajeno a una “noche de paz”. Vamos al texto.Se trata de una pareja que está en situación de embarazo ilegal (y por tanto la ley ordenaba que la mujer muriera apedreada). Su pueblo está ocupado militar y colonialmente, y José debe tomar a María para unirse a las caravanas de desplazados internos por la ley de censo, impuesta por el opresor.
Tal es el caso de los relatos sobre la Navidad. Y es que nada más ajeno a una “noche de paz”. Vamos al texto. Se trata de una pareja que está en situación de embarazo ilegal (y por tanto la ley ordenaba que la mujer muriera apedreada). 

Su pueblo está ocupado militar y colonialmente, y José debe tomar a María para unirse a las caravanas de desplazados internos por la ley de censo, impuesta por el opresor.Así, en condición de allegados les nace un hijo varón. Pero lo que debiera ser una “buena noticia” es para José y María una amenaza, y a los pocos días deben salir huyendo como refugiados por la violencia, logrando escapar de una feroz matanza de niños inocentes.Esa es la historia. No hay santa claus ni regalos. No hay plaza comercial.

Propongo ahora un contexto actual en el que la historia vuelve a cobrar sentido:Este 18 de diciembre se conmemoró el Día Universal de las Migraciones, lo que incluye la situación de desplazados, migrantes y refugiados. 

Este año, 26 millones de latinoamericanos y caribeños pasarán la Navidad fuera de sus países. La Red Jesuita con Migrantes ha denunciado en estos días que gran parte de ellos —como José y María hace dos milenios— enfrentan situaciones de vulnerabilidad, desprotección y violaciones de sus derechos humanos, entre ellas la estigmatización mediática, la criminalización de su situación irregular por parte de los Estados, la explotación laboral, y la explotación sexual de mujeres y niños. 

Las causas de esto en América Latina son la pobreza, la violencia, las catástrofes naturales y el modelo de desarrollo centrado en la extracción abusiva de recursos naturales; especialmente en territorios indígenas.

La pregunta que nos surge es ¿puede un cristiano en América Latina hacer caso omiso a la verdadera historia de la “sagrada familia” y al desgarrador contexto actual en el que nuestro continente celebra la Navidad?En 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos —prescindiendo de fundamentos religiosos— proclamó que todos somos “miembros de la familia humana”. Navidad —el día en que millones de personas creen que Dios se hizo ser humano— es una buena ocasión para hacer realidad los derechos humanos



miércoles, 26 de diciembre de 2012

HACER SUFRIR

José M. Castillo 

Es evidente que en España, ahora mismo, hay demasiada gente que está sufriendo más, bastante más, de lo que humanamente se puede soportar. Es imposible hacer la lista de gentes que sufren. Y más complicado aún, exponer los motivos por los que sufren. Pero el hecho es que llevamos un año espantoso. Y se nos avecina otro que seguramente será todavía peor. Las personas que se suicidan, las familias destrozadas, los jóvenes que se tienen que ir huyendo de su patria y de su casa, las protestas callejeras que a gritos piden que esto se acabe ya, todo eso, y tantos dramas secretos, que ni podemos imaginar, tanto atropello y tanto destrozo, no está ocurriendo porque así lo hayan decidido los banqueros más poderosos del mundo, ni porque así lo ha dispuesto Bruselas o la señora Merkel. Estamos sufriendo más de lo que podemos soportar porque así lo ha decidido el Gobierno que manda en España. ¿Que la economía mundial está en crisis? Por supuesto. Pero, para gestionar una situación de crisis, se pueden tomar muchas clases de medidas. Lo que, desde luego, y en cualquier caso, no se puede hacer - si es que nos queda algo de humanidad en nuestras entrañas - es decretar las medidas más duras precisamente contra os más débiles, al tiempo que se organizan las cosas de manera que son los ricos y los poderosos los que, en esta situación, están ganando más dinero; y son ellos los que disfrutan de los más abundantes privilegios. Gobernar así, pudiendo hacerlo de otra manera, eso es maldad. Yo no enjuicio las conciencias de los gobernantes. Yo enjuicio los hechos que estamos viendo. Y los hechos, ahí están. Cada día, más gente pidiendo limosna y viviendo del plato de comida que les dan. Y cada día también, más gastos suntuosos y en cosas de lujo, de mucho lujo.

¿Esto tiene alguna explicación? ¿Cómo se entiende que quienes se nos presentaron como salvadores de la patria y promotores de los más rectos valores y de la más ortodoxa religión, ahora nos estén gobernando en solitario y por decreto ley, recortando derechos, sueldos, puestos de trabajo, maltratando la educación, la sanidad, humillando a tantas familias, crispando a la sociedad cada día más, haciendo más difícil el recurso a la justicia..... ¿Qué demonio está pasando aquí? ¿Estamos locos los que nos quejamos? ¿O se han vuelto locos los que nos gobiernan? Insisto, ¿no se podrían haber repartido las cargas y los recortes de otra manera?

Si nos dejamos de dar rodeos y vamos derechamente al fondo del asunto, yo aquí no puedo evitar acordarme de un texto estremecedor que escribió F. Nietzsche, en su “Genealogía de la Moral” (II, 6): “Ver-sufrir produce bienestar; hacer-sufrir, más bienestar todavía - ésta es una tesis dura, pero es un axioma antiguo, poderoso, humano- demasiado humano... Sin crueldad no hay fiesta: así lo enseña la más antigua, la más larga historia del hombre”. ¿Por que disfruta tanto la gente viendo sufrir a un animal (en las fiestas de toros), viendo humillado al adversario (en el futbol), viendo que lo pasa mal el vecino que nos resulta insoportable, viendo que fracasa el que no piensa como yo....? El mito de Caín y Abel es el paradigma, no sólo de la crueldad, sino de algo peor: el resentimiento. España es un país “cainita”. Un país en el que los resentimientos son más profundos de lo que imaginamos. Y no olvidemos que el resentimiento está tan metido en nuestras venas, que hasta Santo Tomás de Aquino llegó a formular la más sobrecogedora tesis que se puede pronunciar sobre este asunto: “Los bienaventurados verán en el reino celestial las penas de los condenados para que su bienaventuranza les satisfaga más” (Sum.Theol., Supl., q. 94, a. 1).

Jesús de Nazaret puso en marcha el cristianismo para humanizar esta brutal des-humanización. Pero, ¡Estamos tan lejos todavía! ¿Y quieren la clase de religión para fines políticos?



domingo, 23 de diciembre de 2012

LA INFANCIA DE JESÚS, ¿MITO O HISTORIA?

Juan José Tamayo, en El País

En su autobiografía Mi vida (Recuerdos 1927-1977) (Ediciones Encuentro Madrid, 2005), Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) reconoce que el nombramiento de como arzobispo de Munich y Frisinga, le impidió llevar a cabo el trabajo teológico que estaba desarrollando. “Gusté –afirma- la alegría de poder decir algo mío nuevo y, al mismo tiempo, plenamente inscrito en la fe de la Iglesia, pero evidentemente no estaba llamado a terminar esta obra. En efecto, apenas estaba empezándola, fui llamado a otra misión”. Esto sucedía en 1977. Cuatro años después Juan Pablo II le citaba en Roma para encomendarle la presidencia de la Congregación para la Doctrina de la Fe, donde permaneció casi un cuarto de siglo velando por la ortodoxia y vigilando el trabajo teológico de no pocos colegas. En 2005 asumió el pontificado con un memorable discurso sobre la dictadura del relativismo, que constituye el guión ideológico de su pontificado.


Durante los últimos cinco años ha escrito una trilogía sobre Jesucristo: Jesús de Nazaret.1. Desde el Bautismo a la Transfiguración (2007), Jesús de Nazaret. 2. Desde la Entrada en Jerusalén hasta la Resurrección (2011) y La infancia de Jesús (2012, los tres firmados con el doble nombre de “Joseph Ratzinger-BENEDICTO XVI”, cuyos contenidos y orientación confirman su desconfianza hacia los métodos histórico-críticos, aplicados a los textos del Nuevo Testamento, y su falta de consideración, cuando no el rechazo explícito, hacia las más recientes y significativas investigaciones en torno a los evangelios, que cuentan con un elevado grado de consenso. Esto se aprecia de manera especial en su reciente obra La infancia de Jesús al menos en tres temas de fondo: la historicidad o no de las fuentes, la concepción virginal y el nacimiento en Belén.

Las fuentes evangélicas que narran el nacimiento de Jesús, ¿son mito o historia?Benedicto XVI afirma: “Los dos capítulos del relato de la infancia de Mateo no son una meditación expresada en forma de historia, sino al contrario: Mateo nos relata la historia verdadera (subrayado mío), que ha sido meditada e interpretada teológicamente”. Creo que el papa, al hacer esta aseveración, no tiene suficientemente en cuenta la peculiaridad del género literario de los evangelios de la infancia, que no está lejos de los relatos sobre el nacimiento, infancia y primera juventud de buena parte de las figuras históricas relevantes del mundo mediterráneo antiguo o de muchos de los héroes y figuras importantes del Antiguo Testamento. Comparto la cautela que John P. Meier pide ante este tipo y que “más recomendable en el caso de los relatos de la infancia de los Evangelios canónicos”.

Tras definir a María como “la humilde virgen de Nazaret”, afirma Benedicto XVI: “María es un nuevo comienzo. Su hijo no proviene de ningún hombre, sino que es una nueva creación, fue concebido por obra del Espíritu Santo… Sólo Dios es su ‘Padre’ en sentido propio”. Más adelante, se pregunta: “¿Es cierto lo que decimos en el Credo: ‘Creo en Jesucristo…, que fue concebido por una y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen’”, para afirmar que “la respuesta es un ‘sí’ sin reservas” y que la concepción y el nacimiento de Jesús de la Virgen María son elementos fundamentales de la fe cristiana.

Tales afirmaciones no son compartidas por un importante sector de exegetas del Nuevo Testamento para quienes el interés primario de Mateo y Lucas en este tema es teológico y no se corresponde con nuestros planteamientos modernos sobre la historicidad. Además, fuera de los relatos de la infancia de Mateo y Lucas no hay referencias explícitas –ni implícitas, según Fitzmyer- a la concepción virginal en el resto del Nuevo Testamento. ¿De qué depende, entonces, la aceptación o el rechazo de la concepción virginal? De las ideas filosóficas y teológicas de que se parta, así como del peso que se conceda a la enseñanza de la Iglesia.

Otro ejemplo del distanciamiento de las investigaciones es el nacimiento de Jesús en Belén. Dice Benedicto XVI: “Si nos atenemos a las fuentes y no nos dejamos llevar por conjeturas personales, queda claro (subrayado mío) que Jesús nació en Belén y creció en Nazaret”. De nuevo estamos ante una afirmación que los estudios histórico-críticos ponen en duda o desmienten. La idea predominante en los Evangelios y en Hechos de los Apóstoles es que Jesús era de Nazaret, y solo de Nazaret. Los especialistas se inclinan a interpretar el nacimiento de Jesús en Belén no como un acontecimiento histórico, sino como una afirmación teológica, cuya pretensión es mostrar la mesianidad de Jesús y su origen davídico.

El libro de Benedicto XVI es una meditación espiritual con una conclusión dogmática sobre la concepción virginal, que, bien seguro, alimentará la piedad popular, pero dudo que suponga avance alguno en la investigación sobre los orígenes de Jesús de Nazaret y el movimiento que puso en marcha y que desembocó en el cristianismo.

La infancia de Jesús. Joseph Ratzinger-Benedicto XVI. Traducción de J. Fernando del Río. Planeta. Barcelona, 2012, 138 páginas. 17 euros.

Imagen: Madonna del parto, de Piero della Francesca. Museo delle Bilance di Monterchi.

JUAN JOSÉ TAMAYO es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid. Su última obra es Invitación a la utopía. Ensayo histórico para tiempos de crisis (Trotta, 2012).



sábado, 22 de diciembre de 2012

NAVIDAD Y LA MULA Y EL BUEY

Redes Cristianas 

El libro de Benedicto XVI acerca de la infancia de Jesús ha suscitado la reflexión acerca de la historicidad de aquello que según la tradición ocurrió realmente en Nazaret, en Belén con los ángeles y pastores o en la huida a Egipto. Dios se revela dentro de la historia y la fe del creyente se sitúa también dentro de la historia, por consiguiente es lógico que nos preguntemos ¿qué ocurrió realmente en Navidad?

Hace ya muchos años que sabemos que los evangelios, especialmente los de la infancia, no son un libro de historia. Son elaboración teológica y mensaje. Detrás del lirismo de aquellas escenas hay una teología pensada hasta en sus más delicados detalles. Literariamente son textos sobrios, de una sobrecogedora belleza y poesía, de una aparente simplicidad pero también de una extraordinaria profundidad. Fueron los últimos textos que Mateo y Lucas escribieron y los pusieron al comienzo de sus evangelios como un mensaje claro de alegría y esperanza: quisieron anunciar a las primeras comunidades quién es y qué significa Jesús de Nazaret. A la comunidad judía se le dice que Jesús es el mesías esperado y que desde Abraham toda la historia de salvación estuvo encaminada hacia él. Y a la humanidad en general se nos dice que no estamos solos, Él, el Emmanuel, está en medio de nosotros, “nos ha nacido un salvador”.

Lo importante no es la historia sino el mensaje de fe. Son pocos los hechos históricos contenidos en estos relatos que la exégesis da por verdaderos: los esponsales de María y José, la descendencia davídica de Jesús, el nombre de Jesús, el nacimiento de Jesús de María, la pobreza como ambiente, Nazaret como lugar de residencia. Y sobre ellos Mateo y Lucas construyen el relato teológico con el ropaje del género literario del “midrash”, que consiste en tomar un hecho o un dicho de la escritura y elaborarlo, embellecerlo o buscar paralelismos con otros personajes al objeto de subrayar y proclamar de forma inequívoca una verdad de fe.

Aquel mensaje de fe, y de alegría y esperanza, ha trascendido los límites de la primera comunidad. Las escenas familiares de Navidad, más que crónica histórica, pretenden ser proclamaciones de fe acerca de Jesús Salvador nacido pobre y débil como todo niño. A través del lenguaje del mito, del símbolo y de la poesía el ser humano se sumerge en la humilde vida que nace para toda la humanidad como esperanza de liberación. Así lo entendió San Francisco de Asís cuando allá en la Porciúncula inventó el primer Belén de la historia.

Por eso sorprende que en su libro Benedicto XVI utilice una exégesis con voluntad de asegurar la historicidad de cada uno de los hechos.

Querer salvaguardar a toda costa la historicidad de cada una de las escenas de los relatos evangélicos, aparte de perderse en la complejidad o imposibilidad de la demostración de las mismas, sobre todo es situarse fuera de la atmósfera creada por Mateo y Lucas: una atmósfera en la que su preocupación no es saber si existió o no la estrella, si se aparecieron o no los ángeles, si hubo o no buey y mula, si los magos vinieron del Oriente o de Tartesos, o si la virginidad de María hay que entenderla en el sentido físico, sino en saber que Dios asume como propia la historia de la humanidad, el significado religioso del Niño. 




jueves, 20 de diciembre de 2012

EXPLOTACIÓN DE LA CARENCIA

Jesús Renau, en Cristianisme i justicia 

La precariedad, la pobreza y la miseria, son en gran parte fruto de la explotación económica y social. Sin embargo, pocas veces hablamos de cómo se explotan las carencias, cuando esta explotación es una de las bases del funcionamiento del sistema liberal-capitalista, en su dimensión más perversa e inhumana.

Hablamos de carencia para referirnos a aquello que nos falta. Evidentemente no es lo mismo que nos falte el alimento necesario para subsistir o que nos falte un determinado coche de lujo. Hay carencias esenciales y primordiales para la dignidad humana, y hay carencias que responden al deseo insaciable de determinados consumismos.Las carencias esenciales muchas veces son explotadas para sacar de ellas un determinado beneficio. Así, quien compra una determinada cantidad de alimentos básicos como puede ser el trigo, es consciente que provocará la subida de los precios. Irá vendiendo lentamente lo que guarda, aumentando unos beneficios totalmente inmorales. La carencia de alimentos se explota en beneficio de quien los ha acaparado. Es sencillamente criminal, ya que el dinero obtenido provoca la muerte o la enfermedad de muchas personas. No las mata directamente, pero de hecho la muerte y el desastre humanitario son consecuencia de esta especulación.

Las carencias por un afán insaciable de bienes no esenciales son generalmente el resultado de una insatisfacción que se cree quedaría calmada con la adquisición del objeto o el bien querido. De hecho hay mucha gente que vive muy bien, gente rica, que nunca tienen bastante. Posiblemente con una parte mínima de lo que tienen o ganan, otros podrían satisfacer sus necesidades vitales. Ellos, no. Les cuesta cubrir sus presupuestos o renunciar a caprichos y lujos que esperan llenen el vacio que les produce su carencia. Y es que uno de los pilares del sistema actual es el crecimiento indefinido, ofreciendo más y más productos que den un mayor bienestar y satisfagan más y más placeres. La publicidad, en buena parte va dirigida a despertar el deseo de aquello que no se posee o que se podría adquirir. Utiliza medios estudiados para que el ciudadano palpe la posibilidad de adquirir un bien, que en la mayoría de los casos no es necesario. Este afán se ha extendido a toda la sociedad, y también a una buena parte de las clases populares.

En resumen, el sistema actual explota la carencia o crea la carencia para ser explotada después. Y no es este un mecanismo inocente. No busca el bien común. La naturaleza se resiente, al ser explotada por encima de su capacidad de regeneración. Muchas personas no viven satisfechas por la falta de lo necesario o por la falta de lo superfluo. ¿Crecimiento obligatorio e indefinido? ¿Hasta dónde? ¿A costa de qué? En un mundo donde la ciencia y la técnica podrían llegar a garantizar lo suficiente y digno para toda la humanidad la perversión de nuestra economía está poniendo en riesgo la tierra y creando insatisfacción permanente en las personas.

La respuesta debería ser: aquello que es esencial que se convierta en universal; austeridad como posibilidad de vida digna y en plenitud; potenciación de los bienes culturales y del saber; ética del bien común; responsabilidad sobre la naturaleza; una política al servicio de la gente; un cambio profundo sobre la manera de experimentar el bien, la felicidad, la armonía y el equilibrio solidarios.



miércoles, 19 de diciembre de 2012

UNA INMENSA SIMPATÍA

Jose Arregi, en 'Atrio' 

“La antigua historia del samaritano ha sido la pauta de la espiritualidad del Concilio. Una simpatía inmensa lo ha penetrado todo“. Así se expresaba Pablo VI en la sesión pública de la clausura del Concilio Vaticano II, el 7 de diciembre de 1965, hace 47 años.

Y presumo que la mención de aquella parábola de Jesús –en la que el sacerdote y el levita del templo pasan de largo ante el herido y un samaritano hereje o pagano, lleno de compasión, cuida de él hasta que se cura– pudo resultar para muchos padres conciliares tan provocadora como para el piadoso escriba que escuchaba a Jesús.

Es como si el papa les dijera: “Hermanos, el mundo moderno es como ese caminante herido, ante el que tanto tiempo hemos pasado de largo, como si estuviera perdido y nos fuera a contaminar. Pues dejémonos contaminar. Es hora de que pasemos del templo y de los dogmas a la misericordia y la compasión de los heridos. Curemos heridas. Pero no solo eso, hermanos. No solo hemos de acercarnos al mundo moderno para curar sus heridas, sino también para aprender de él y tal vez dejarnos curar, pues también nosotros estamos heridos. Somos hermanos heridos de todos los heridos del mundo, del mundo en el que somos, del mundo que somos. Su camino es nuestro camino. Sus fracasos son nuestros fracasos. Sus éxitos, nuestros éxitos. Pero el mundo moderno también es tal vez como ese samaritano que llevamos siglos condenando como impío y enemigo. Esta parábola nos provoca, hermanos. No nos humilla, pero sí nos invita a una gran humildad: he aquí que a ese samaritano heterodoxo o increyente se nos pone como modelo. La espiritualidad del samaritano y una inmensa simpatía: ésta es, hermanos, mi conclusión del Concilio”.

No es que Pablo VI fuera un Hans Küng, el teólogo más joven y crítico del Concilio. Aquel papa no era ni siquiera un Rahner o un Congar, mucho más moderados. Y a veces la duda y el miedo se apoderaban de él y entonces se aferraba a la tradición y apelaba a su autoridad absoluta, pensando que así salvaba a la Iglesia (como muy pronto se vería, por ejemplo, en su lamentable decisión de imponer la Humanae Vitae, la prohibición de todos los medios “artificiales” de anticoncepción, contra el parecer de los teólogos expertos y contra el episcopado de no pocos países).

Pero aquel hombre creía en el Espíritu, alma del ser humano y de todos los seres. Y el Espíritu universal le ensanchaba la mente y el corazón. De modo que prosiguió en su alocución: “Una corriente de afecto y de admiración se ha volcado del Concilio hacia el mundo moderno (…). El Concilio ha enviado al mundo contemporáneo, en lugar de deprimentes diagnósticos, remedios alentadores; en vez de funestos presagios, mensajes de esperanza; sus valores no solo han sido respetados, sino honrados, sostenidos sus incesantes esfuerzos, sus aspiraciones, purificadas y bendecidas”. Y a quienes (el actual papa entre otros), ya antes de la clausura del Concilio, expresaban reticencias sobre su resultado final y lamentaban que se hubiera limitado a proclamar un mero humanismo, Pablo VI les dijo: “Nuestro humanismo se hace cristianismo. Para conocer a Dios es necesario conocer al hombre. Hay que enseñar a amar al hombre para amar a Dios”.

¡Cómo han cambiado, 47 años después, la letra y la música, el mensaje y el tono de las declaraciones de la jerarquía eclesiástica! ¡Ojalá nos hablaran así los obispos! ¡Ojalá hablara así el portavoz de la Conferencia Episcopal Española! ¡Ojalá recuperara la Iglesia esta fe en el mundo moderno, esta fe en los hombres y mujeres de hoy, esta fe en el Espíritu que habita en todas las criaturas, y sufre y goza con ellas, en ellas! ¡Ojalá recuperara la Iglesia la fe en su fe, y se pareciera a Jesús! ¡Ojalá percibiéramos en cada una de sus palabras, y también en su rostro y su tono, una huella amable del Misterio de Dios que no es sino eso: la simpatía universal que todo lo transforma, sana, salva.



martes, 18 de diciembre de 2012

LA LECHUZA EN EL PESEBRE DE UN BELÉN JAPONÉS

Juán Masiá, en RD 

La imaginación del evangelista iba más lejos: no era por falta de sitio en una posada, sino para evocar el simbolismo bíblico del alimento

(Juán Masiá).- Llevamos un mes sonriéndonos ante la operación de marketing montada con el buey y la mula para promover la difusión de escritos sobre belenes. Cobra actualidad de repente la narración del mito de Año Nuevo que conté la pasada Navidad para el público mediterráneo. Puede ser de interés su refundición aquí.

Los recuerdos legendarios de la cultura aborigen de los "ainu" en la isla de Hokkaido, al norte de Japón, conectan admirablemente con la temática cristiana de los evangelios de la infancia de Jesús. Muy oportunos para cuento de Navidad, los mitos de las tribus "ainu" facilitan la inculturación de la homilía.

El folclore de los primitivos habitantes de la isla de Hokkaido rezuma encanto de convivencia con la fauna y flora del norte de Japón. Ciervos y lobos, águilas y lechuzas, cedros, pinos y abetos protagonizan la personificación del politeísmo protector que cobijaba su vida cotidiana.

A diez bajo cero, acumulándose la nieve hasta el dintel, la familia en torno al fuego de hogar narra historias tradicionales que abrigan y enseñan a vivir. Con tamborina de piel de oso, la abuela marca el compás y acompaña el padre con la flauta. Hace de juglar el abuelo, recitando la cantilena de año nuevo coreada por los nietos mientras la madre atiza el fuego. Escuchan embobados el cuento de la lechuza que bajó de los cielos para que en la aldea nevada todo el mundo cante al unísono y viva en paz.

La estrofa suena así: "Siro kanipe, siro kanipe, ranran..." Que se traduce: "Flechas de oro pasan rozando, saetas de plata pasan silbando". La puntería no atina, porque el vuelo raudo de la lechuza esquiva los tiros. Revoloteba el ave divina avizorando desde los cielos los alrededores de la aldea. "¡Cómo cambia la vida!, se admira la lechuza, hoy son ricos los antiguos pobres, los ricos de antaño se han empobrecido".

En la playa juega la turba infantil del barrio de los ricos. Les regalaron por Año Nuevo juguetes caros: arcos y flechas lujosos para su iniciación. ¿Quién será el primero que logre derribar a la lechuza, haciendo méritos para llegar a jefe de clan el día de mañana? Mas el pájaro celestial no cae en sus manos.

Hay un niño del barrio pobre que quiere jugar con ellos y no le dejan. Su arco barato de caña es tosco, la punta de flecha mal sujeta con tiras de trapo, dispara sin llegar lejos. La pandilla se mofa: "Tú no llegarás, nunca llegarás..." La lechuza se percata y se enternecen sus entrañas. Vuela a ras de tierra cerca del niño pobre y se pone a tiro. La lechuza se deja derribar, herida en un ala.

Ahora es el niño quien se enternece, la toma en brazos y la lleva a casa. "Abuelita, hay que curarla". "Pero, hijo mío, si es el ave divina, qué honor tenerla en casa". La familia se inclina reverente ante el pájaro mensajero de los dioses. La colocan entre pajas en el lugar más caliente de la choza, que era el pesebre.

A media noche, mientras la familia duerme, el pájaro se metamorfosea, convertido en artesano transforma la choza pobre en mansión confortable y, además, les multiplica el vino en sus ánforas, mientras les hace ver en sueños la venida de los dioses a morar en la choza rústica. Al despertar ven que el sueño es realidad.

"No nos lo merecemos" dicen. "No es solo para vosotros, dice la lechuza, invitad a toda la aldea y compartid esta bebida". Los vecinos se extrañan. "¿De dónde han sacado tan buen vino los pobres?" Fueron los dioses, que enviaron desde los cielos a su mensajero para enseñar a los humanos a convivir repartiendo y compartiendo.

"Quédate con nosotros en esta aldea", canta a coro la familia. Pero la lechuza tiene que partir de nuevo a los cielos. Les deja un encargo antes de su ascensión: "Cada vez que bebáis este vino acordáos de mi visita y que ya no haya diferencia de ricos y pobres en la aldea".

Así rezaba desde antiguo la leyenda en sus versos finales: pero el abuelo, al concluir el canto, añadía por su cuenta: "Eso era antiguamente, ahora son otros tiempos, hoy la gente se ha olvidado de la lechuza". Y ofrendaba un cuenco de arroz ante el icono de la lechuza entronizado entre las pajas de un pesebre, con que adornaba la sala de estar en Año Nuevo.

También el evangelista Lucas sitúa el nacimiento de Jesús en un pesebre. La vivienda pobre aldeana solía ser de aposento único, a un lado la familia, en el otro los animales domésticos y, en medio, el pesebre, lugar apropiado para dar a luz.

La escenificación de los belenes exageró el presunto rechazo de un posadero para obligar a la joven pareja a refugiarse en un establo. Pero, en realidad, la imaginación del evangelista iba más lejos: no era por falta de sitio en una posada, sino para evocar el simbolismo bíblico del alimento: el lugar de la comida es el apropiado para quien vivirá dándose y se dejará comer para dar vida.

En cuanto al buey y la mula que "conocen a su amo y su pesebre" son un eco alusivo al poeta y profeta Isaías (1,3), como nos han explicado hace ya más de un siglo los exegetas bíblicos cuyos estudios no deja de consultar el teólogo Benedicto.



sábado, 15 de diciembre de 2012

FELIZ NAVIDAD DESDE HONDURAS

Ramiro Pampols nos escribe:

Ya hace más de tres meses que recorro las pequeñas comunidades que pertenecen a nuestra parroquia de Tocoa, en el Departamento de Colón, al norte del país. Son gente muy sencilla y de una fe muy grande. Esto me lleva a celebrar la misa cada día y en una comunidad distinta.
Como ya os dije, Honduras se debate ahora en medio de un clima lleno de violencia, con muchas muertes de jóvenes a manos de las "maras", o bien a causa del tráfico de drogas. La corrupción es enorme y permea todas las instituciones del Gobierno, desde la policia hasta el ejército, la Magistratura y los grandes terratenintes que disponen de guardias armados cuando los campesinos quieren recuperar tierras que pertenecen a la Reforma Agraria.
No es fácil crear esperanza y afán de justicia en un país en el que el miedo está tan presente. Pero hay grupos y organizaciones que se exponen y van logrando pequeños avances.
El Provincial de Centroamérica me invitó ir al 23 aniversario de la muerte de nuestros compañeros de la UCA de El Salvador. Fue todo muy intenso y me vine con una sensación fuerte del valor de aquellas muertes como la de Óscar Romero cuya tumba visité en la catedral.
Delante del pequeño jardín donde los mataron, entiendes que son vidas y muertes llenas de sentido, con una noción clara de cuál era su papel en esta vida y cómo lo asumieron incluso casi sin darse cuenta, pues su muerte fue repentina, aunque tal vez esperada.
Es a nosotros que nos corresponde recibir su mensaje de generosidad y honestidad ante la vida, las injusticias y la causa de los más pobres. Cuando ahora en nuestra parroquia acudo a algunas casas de gente humilde, entiendo más qué es ser verdaderamente pobre. Me deja sin palabra. Pienso que la grandeza de su vida está en que a pesar de todo, siguen confiando en el Señor, no le achacan a él su situación, creen que les acompaña siempre y que les quiere.
Las madres suelen pedir que el sacerdote ofrezca a su hijo recién nacido al Señor, al comienzo de la Eucaristía, durante el ofrecimiento del pan y del vino. Ayer subió una mamá al altar y me pidió ofrecer su hijo recién nacido. Lo hizo con toda naturalidad, junto a mí. Puse mi hombro sobre el suyo, pues no me atreví a coger al niño que es lo que suele hacerse... En aquel momento sentí la necesidad de tener una foto de aquel instante tan sencillo y conmovedor.
Ayer me tocó ir a una comunidad bastante alejada. La camioneta Toyota daba unos saltos considerables al pasar por la infinidad de hoyos, a causa de las lluvias tropicales de esta temporada del año.
Mañana me tocará hacer el mismo trayecto y ya estoy inquieto con solo pensarlo. Pero hay celebración de varias Primeras comuniones y la gente espera que vaya aunque los buses interurbanos no van a funcionar por el estado del firme.
Ahora tenemos ya el alivio de un vigilante nocturno en nuestra casa: llegaron por cuarta vez los ladrones mientras estábamos en El Salvador y abrieron de nuevo la cocina. Ahora con este hombre mayor sentado al lado de mi cuarto por la noche, con su machete junto a él, me siento más tranquilo. Tal vez no deja de ser un privilegio contar con esta seguridad, pero la gente lo entiende, ya que saben que no vamos armados y que estamos siempre solos o fuera de casa.
Hoy nos hemos reunido todos los sacerdotes y religiosas de nuestra diócesis con el Sr. Obispo. Ha sido una jornada fraterna en la que hemos programado el trabajo pastoral para el próximo año. Preciamente el obispo es catalán y yo hablo con él en nuestra lengua materna. Es una pequeña satisfación humana ¿verdad?
Os deseo unas fiestas con mayor sentido navideño que otras muchas veces, a causa de la crisis que se ha cebado en tanta gente. Me imagino que ahora brota más espontáneamente una solidaridad con los vecinos y amigos que necesitan de ella.
Nosotros desde aquí, también las viviremos con la sencillez propia de las gentes que acuden a la parroquia y a las pequeñas capillas de los barrios que atendemos. Bon Nadal!
Un fuerte abrazo, Ramiro


PD. La foto es de nuestro pesebre, con un grupo de mariachis cantando rancheras a los vecinos de Belén.



viernes, 14 de diciembre de 2012

¿PAGA EXTRA?

Koldo Alday, en Eclesalia 

En medio del apuro muy generalizado en que vivimos, en el mantel de la Navidad puede sobrar algún turrón de marca, algún vino añejo. Aún estamos a tiempo de librar algunos animales de una cruel olla. Quizás no pensar tanto en lo que pueda faltar para colmar aún más nuestra mesa, sino en lo que urge en la de al lado. En realidad todo está “al lado” en un mundo que las nuevas tecnologías de la comunicación y el transporte han tornado tan pequeño.

Las fiestas que ya se acercan no necesitan más consumo, seguramente sí más original sentido, más valiente solidaridad, más genuina fraternidad. Más “Navidad extra” que “paga extra”, de una vez por todas la mirada más puesta en los corazones enlazados que en los bolsillos individuales. Es precisamente el consumo lo que puede terminar de ahogar el candor que aún le queda a estos días señalados. Si algún significado cobra aún la memoria de Jesús es para invitarnos a la siempre viva responsabilidad del compartir. ¿O es que todo va a quedar hueco y envuelto en papel de celofán, es que ya no le resta ningún profundo sentido a nuestras celebraciones más generosas y entrañables?

¿Cuando las primeras nieves blanquean las montañas, no tocará sentir más la carencia ajena que lo superfluo, en la mayoría de las ocasiones, adentro de nuestros hogares confortables? ¿Los 207 millones de euros que el Gobierno Vasco entregará en concepto de paga extra a sus 67.000 funcionarios no merecían otro destino más urgido? ¿No sobraba esa polémica paga habiendo tanta gente en situación tan apurada en nuestra geografía y allende ella? ¿No están las políticas sociales, las de ayuda al desarrollo más necesitadas de esos fondos?

Es en los momentos de crisis, cuando es preciso implementar nuestro potencial solidario, es en las coyunturas de pruebas colectivas cuando hay que poner el “salvémonos todos”, el “salvemos la tierra, los animales…”, por encima del “sálvese quien pueda”. Sí, ya sabemos que muchos de los de arriba lo han hecho bastante mal, que ha habido demasiado enriquecimiento ilícito en el ámbito financiero y en alguna medida también en el político, ¿pero no está demostrando el funcionariado con esa exigencia de la paga extra, siquiera en menor medida, un comportamiento también insolidario? ¿El axioma hermético “como es arriba es abajo” no se cumplirá igualmente a la hora de querer tomar cada quien su parte de la caja común? ¿No es, en el contexto planetario de miles de millones de seres en situación límite, el funcionariado vasco un colectivo notoriamente agraciado? ¿No hay ya en nuestro propio entorno una acusada distancia social, una sustancial diferencia de poder adquisitivo entre los que tienen, como el funcionariado, trabajo fijo y los que no? No se trata para nada de minusvalorar la labor de este imprescindible colectivo, sino de establecer prioridades generales.

Desconozco quién inventó aquello de que combatir los recortes en sueldos holgados era necesariamente algo revolucionario. ¿No será más revolucionario olvidarnos un poco de nosotros/as mismos/as, de nuestras siempre prioritarias cuitas y salir a las avenidas en pos del pan y del techo de quienes, a más o menos distancia, nada tienen? Es precisamente la solidaridad, el pensar antes en el interés colectivo que en el propio, lo que ha tenido y tendrá siempre un alto contenido emancipador.

Mientras el funcionariado tenga puesta la vista en quienes ganan más, en vez de hacerlo en quienes son muy inferiormente retribuidos, seguiremos perpetuando un sistema insolidario. ¿Los “derechos” alcanzados en un convenio están siempre por encima de los derechos de los que no han tenido nunca en suerte poder firmar convenio alguno y por lo tanto ajustarse a él? ¿Hasta dónde esos derechos adquiridos por un colectivo, que no deja de ser, en mayor o menor medida privilegiado, cuando la necesidad desborda por doquier? El problema surge cuando situamos nuestros derechos por encima de cualquier circunstancia o aún más básico derecho ajeno. Tenemos una inclinación a establecer esa desafortunada prioridad. ¿Cuándo haremos de las conquistas de ese dulce, de ese champán extras algo un poco más de todos? ¿Cuándo los derechos serán más inclusivos y no de sectores particulares? ¿Cuándo lucharemos por “convenios” de los que no quede nadie, nadie fuera, en medio de una cada vez más ancha familia planetaria? Apretarse el cinturón en aras de otros, puede proporcionar un gozo íntimo que jamás conquistará el derroche. Velemos por los manteles de aquí y de allá, cuidemos de que no falte lo imprescindible bajo ningún techo, en ninguna geografía.



lunes, 3 de diciembre de 2012

NUEVO SISTEMA EDUCATIVO EN JAPÓN

Para reflexionar. La idea no es hacer comparaciones, es tan solo para saber dónde estamos.

Se está probando en Japón, un revolucionario plan piloto llamado "Cambio Valiente" (Futoji no henko), basado en los programas educativos Erasmus, Grundtvig, Monnet, Ashoka y Comenius. Es un cambio conceptual que rompe todos los paradigmas.

Es tan revolucionario que forma a los niños como "Ciudadanos del mundo", no como japoneses.

En esas escuelas, no se rinde culto a la bandera, no se canta el himno, no se vanagloria a héroes inventados por la historia.
Los alumnos ya no creen que su país es superior a otros por el solo hecho de haber nacido allí.

Ya no irán a la guerra para defender los intereses económicos de los grupos de poder, disfrazados de "patriotismo".

Entenderán y aceptarán diferentes culturas y sus horizontes serán globales, no nacionales.

Y estos cambios se están dando en uno de los países más tradicionalistas y machistas del mundo.

El programa de 12 años, está basado en los conceptos:

· Cero patriotismo.
· Cero materias de relleno.
· Cero tareas.
· Y Solo tiene 5 materias, que son:

1. Aritmética de Negocios. Las operaciones básicas y uso de calculadoras de negocio.
2. Lectura. Empiezan leyendo una hoja diaria del libro que cada niño escoja, y terminan leyendo un libro por semana.
3. Civismo. Pero entendiendo el civismo como el respeto total a las leyes, el valor civil, la ética, el respeto a las normas de convivencia, la tolerancia, el altruismo, y el respeto a la ecología.
4. Computación. Office, internet, redes sociales y negocios on-line.
5. 4 Idiomas, Alfabetos, Culturas y Religiones: japonesa, americana, china y árabe, con visitas de intercambio a familias de cada país durante el verano.

¿Cuál será la resultante de este programa?

Jóvenes que a los 18 años hablan 4 idiomas, conocen 4 culturas, 4 alfabetos y 4 religiones.Tienen una visión mas global de la vida y pueden sacar su propias conclusiones sin adoctrinamientos ni sectarismos.

· Son expertos en uso de sus computadoras.
· Leen 52 libros cada año.
· Respetan la ley, la ecología y la convivencia
· Expertos en el manejo de la aritmética de negocios.
¿Será este el futuro de la humanidad?



sábado, 1 de diciembre de 2012

ESTAMOS SALVADOS PERO NO NOS HEMOS ENTERADO TODAVÍA

Fray Marcos 

Con el primer Domingo de Adviento, comenzamos el nuevo año litúrgico que es una puesta en escena de los acontecimientos que dieron lugar al cristianismo. De la misma manera que en la vida normal, se inventó el teatro para escenificar las relaciones sociales y así poder comprenderlas mejor, así en el ámbito religioso, escenificamos las experiencias religiosas de nuestros antepasados. Para nosotros la figura clave es Jesús, por eso el año litúrgico se desarrolla en torno a su vida.

No tiene mayor importancia que Jesús haya nacido el 25 de diciembre o en cualquier otro día del año. Como tampoco la tiene que haya nacido en el año 1 ó en el año 5 antes de Cristo. Lo importante es descubrir que la esencia de nuestra religión tuvo su origen en la experiencia humana del hombre Jesús.

Empezamos con los cuatro domingos de Adviento, como preparación para celebrar el momento más importante de ese proceso que terminó en la religión cristiana. No nos debe extrañar la increíble riqueza de los textos litúrgicos de este tiempo de Adviento. Ello se debe a que el pueblo de Israel vivió toda su historia como tiempo de adviento, es decir, como una continua espera.

Pero también el pueblo cristiano, vive las expectativas de la llegada definitiva del Reino de Dios. Por eso, tanto el AT, como el NT, están plagados de textos bellísimos sobre este tema fundamental en toda la Escritura. Nosotros encontramos una dificultad a la hora de entender estos textos, porque están escritos desde unas expectativas completamente diferentes y en un lenguaje extraño. Sin embargo el mensaje es simple: Pase lo que pase, debemos tener total confianza en Dios que salva siempre.

EXPLICACIÓN

Tal vez nos produzca una cierta confusión el hecho de que la liturgia apunta en una doble dirección. Por una parte, nos invita a estar en vela para la venida futura y definitiva de Cristo. Por otra, nos invita a prepararnos a celebrar dignamente la primera venida, es decir, su nacimiento como ser humano. Ambas perspectivas son hoy problemáticas. Celebrar el nacimiento de Jesús como acontecimiento histórico, no servirá de nada si no nos sentimos implicados en lo que significó su propia vida. Entender literalmente la segunda venida, será echar balones fuera por el otro extremo.

Esos dos extremos serán referencias importantes, solo si nos llevan a afrontar adecuadamente el presente. No tiene sentido hablar hoy del fin del mundo ni de catástrofes futuras. Ni siquiera de la "futura venida de Cristo". Lo importante no es que vino, ni que vendrá, sino que viene en este instante. Hablar hoy del futuro en cualquiera aspecto es ponerse fuera de juego y no aceptar el verdadero mensaje de las lecturas. Quedarse en la celebración de un hecho histórico, no cambiará nada en mi vida.

Debe hacernos pensar el hecho de que los Judíos esperaron durante dieciocho siglos la liberación. Y cuando llegó Jesús con su oferta de salvación, la rechazaron porque no era lo que ellos esperaban.

La venida del Mesías no fue suficiente para los judíos, porque no esperaban esa salvación, pero tampoco fue suficiente para los primeros cristianos, también judíos, que siguieron esperando la "segunda venida" en la que sí se realizará la verdadera salvación, porque entonces vendrá "con gran poder y gloria".

Aún hoy, seguimos esperando una salvación a nuestra medida, no la que realmente trajo Jesús, que es la que Dios quiere para nosotros. Si comprendiéramos que Dios ya nos ha dado todo lo que puede darnos, dejaríamos de esperar que Dios venga a "hacer" algo para salvarnos.

A todos nos resulta muy complicado abandonar una manera de ver a Dios que nos da seguridades, que es lo único que nos importa de verdad. Preferimos seguir pensando en el Dios todopoderoso que actúa a capricho, donde quiere, cuando quiere, y desde fuera. Solo requiere de nosotros que cumplamos, también externamente, sus mandamientos.

Desde esta perspectiva nos sentimos forzados a hacer lo que nos parece que le agrada y de otra, a esperar con miedo a que en el momento último nos coja confesados. De esa manera no hay forma de hacer presente el Reino de Dios que está dentro de nosotros. Y además, nos quedamos tan frescos, echando la culpa de que no estemos salvados, a Dios que es demasiado cicatero a la hora de concedernos lo que tanto deseamos.

Dios está viniendo siempre. Si el encuentro no se produce es porque estamos dormidos o, lo que es peor, con la atención puesta en otra parte. La falta de salvación se debe a que nuestras expectativas van en una dirección equivocada. Esperamos actuaciones espectaculares por parte de Dios. Esperamos una salvación que se me conceda como un salvoconducto, y eso no puede funcionar.

Da lo mismo que la esperemos aquí o para el más allá. Lo que depende de mí no lo puede hacer Dios ni lo puede hacer otro hombre. Esta es la causa de nuestro fracaso. Esperamos que otro haga lo que solamente yo puedo hacer.

Dios es la salvación y ya está en mí. Lo que de Dios hay en mí es mi verdadero ser. No tengo que conseguir nada ni cambiar nada en mí. Simplemente tengo que despertar y descubrirlo. Tengo que salir del engaño de creer que soy lo que no soy.

Esta vivencia me descentra de mí mismo y me proyecta hacia los demás; me identifica con todo y con todos. Mi falso ser, mi ego, mi individualidad se disuelve. Esa experiencia de salvación tendrá consecuencias irreversibles en mi comportamiento con los demás y con las cosas, que ahora, hecho el descubrimiento, forman parte de mí mismo. Dios no me salva como recompensa a mis actos. Mis obras serán la consecuencia de la salvación que Dios me da.

En las primeras comunidades cristianas se acuñó una frase, repetida hasta la saciedad en la liturgia: "Marañatha" = ¡Ven, Señor Jesús! Vivieron en la contradicción de una escatología realizada y una escatología futura.

"Ya, pero todavía no". Hay que tener mucho cuidado a la hora de entender estas expresiones. "Ya", por parte de Dios, que nos ha dado ya todo lo que necesitamos para esa salvación. Si no fuera así, se convertiría en un tirano. "Todavía no", por nuestra parte, porque seguimos esperando una salvación a nuestra medida y no hemos descubierto el alcance de la verdadera salvación, que ya poseemos. Aquí radica el sentido del Adviento. Porque "todavía no" estamos salvados, tenemos que tratar de vivir el "ya". Eso nunca lo conseguiremos si nos dormimos en los laureles.

Jesús apunta hacia una salvación muy distinta de la que esperamos. "He venido para que tengan vida y la tengan abundante." ¿Cuál es la tierra prometida que nosotros esperamos hoy? Como los judíos, ¿esperamos una tierra que mane leche y miel, es decir mayor bienestar material, más riquezas, más seguridades de todo tipo, poder consumir más? Seguimos apegados a lo caduco, a lo transitorio, a lo terreno. Seguimos convencidos de que la felicidad está en el consumo. La liturgia nos propone cuatro domingos para prepararnos. Los comercios adelantan más cada año la oferta de productos navideños...

La confianza, la esperanza, la paz, la ilusión la tengo que mantener aquí y ahora, a pesar de todas las apariencias. No debemos esperar que el mundo cambie para alcanzar la verdadera salvación. Confiar, creer es ya cambiar el mundo. Si no es así, estoy confiando en el ídolo. Siempre tendemos a ver la presencia de Dios en los acontecimientos favorables, y pensar que Dios está alejado de nosotros cuando las cosas no van bien. Esa es la interpretación de la historia que hizo el pueblo judío. Jesús dejó muy claro que Dios está siempre ahí, pero se manifiesta con rotundidad en la cruz, aunque sea difícil descubrirlo.

El Adviento no me invita a mirar hacia fuera: pasado y futuro, sino a mirar hacia dentro. Si consigo que nada de lo que tengo me ate y me desligo de lo que creo ser, aparecerá mondo y lirondo mi verdadero SER. Solo ahí puedo encontrar la auténtica felicidad.

¡Qué nos está pasando! Celebramos con inmensa alegría el nacimiento de una nueva vida, pero seguimos despidiendo a nuestros muertos con un "funeral". Debemos atrevernos a no ver el fin de una vida como un fracaso. Al final del camino, nada de lo que eres en tu esencia, se ha truncado. Eso es lo que se desprende del evangelio. Eso es lo que Jesús predicó y vivió.



miércoles, 28 de noviembre de 2012

EXCOMULGADO POR DEFENDER EL SACERDOCIO FEMENINO

La Congregación de la Doctrina de la fe ha excomulgado al sacerdote Roy Borgeois por el simple hecho de defender el sacerdocio femenino. También ha sido expulsado de la congregación de Maryknoll a la que ha pertenecido durante cuarenta años- Reproduzco el comunicado de la Escuela de las Américas, que fundó y la carta del propio padre Roy.

Todo nuestro apoyo al padre Roy Bourgeois :
Equipo Sur – School of the Americas Watch (SOAW) Queremos comunicar a todas y todos que este lunes 19 de noviembre se le ha comunicado al Padre Roy Bourgeois, fundador de School of the Americas Watch (SOAW), que ha sido excomulgado de la Iglesia Católica por decisión de la Congregación Vaticana para la Doctrina de la Fe a consecuencia de su decisión consecuente de no retractarse por su apoyo a la ordenación de mujeres como sacerdotes.

Queremos manifestar públicamente nuestro afecto y reconocimiento al padre Roy en estos momentos difíciles para él, que luego de servir por 40 años a su iglesia, ahora ha sido desvinculado de la orden Maryknoll.

El padre Roy Bourgeois, candidato al Premio Nobel de la Paz el 2009, es el fundador de nuestro movimiento contra el cierre de la Escuela de las Américas, organización que él fundó como consecuencia del asesinato de los padres jesuitas de la UCA y dos mujeres hecho sucedido en El Salvador el 16 de noviembre de 1989.

El padre Roy Bourgeois ha sido un hombre que ha dedicado su vida por la justicia y la paz de los pueblos de América Latina y por lo tanto es un ejemplo a imitar por muchos otros cristianos, hombres y mujeres de las iglesias, que caminan al lado de su pueblo, y no de los poderosos, por un mundo con justicia social.


Mi despedida de Maryknoll
Padre Roy Bourgeois

He sido sacerdote católico de la congregación de Maryknoll por 40 años. Cuando era joven, me acerqué a Maryknoll, debido a su trabajo por la justicia y la igualdad en el mundo. Es ahora muy difícil y doloroso ser expulsado de Maryknoll, de su comunidad y del sacerdocio por creer que las mujeres también están llamadas a ser sacerdotes.

El Vaticano y Maryknoll me pueden despedir, pero no pueden desaparecer el tema de la igualdad de género en la Iglesia Católica. La exigencia de igualdad de género tiene sus raíces en la justicia y la dignidad, y estas cosas no van a desaparecer.

Como católicos, profesamos que Dios creó a los hombres y mujeres de igual valor y dignidad. Como sacerdotes, profesamos que la llamada al sacerdocio proviene de Dios, sólo de Dios. ¿Como podemos nosotros, como hombres, decir que la llamada de Dios que recibimos nosotros es auténtica, pero la llamada de Dios a la mujer no lo es?

La exclusión de las mujeres del sacerdocio es una grave injusticia contra las mujeres y contra nuestra Iglesia ya que nuestro Dios es un Dios de amor que llama a hombres y mujeres a ser sacerdotes.

Frente a una injusticia, el silencio es la voz de la complicidad. Mi conciencia me obligó a romper mi silencio y enfrentar el pecado del sexismo en mi Iglesia. Lo único que lamento es que me tomó tanto tiempo para tomar una posición de cuestionar el poder y la dominación masculina en la Iglesia Católica.

En mi libro “Del Silencio a la Solidaridad” explico con mas detalle mi posición sobre la ordenación de mujeres, y cómo llegué a tener estas convicciones. Para más información, pueden ir

a:www.roybourgeoisjourney.org.



lunes, 26 de noviembre de 2012

NECESITAMOS UNA REVOLUCIÓN ESPIRITUAL Y SABIDURÍA PARA SER MÁS FELICES CON MENOS. José Arregi

CLAUSURA DE LA XVI SEMANA ANDALUZA DE TEOLOGÍA

José Manuel Vidal, en Religión Digital

Broche de oro a la XVI Semana andaluza de Teología con una sabrosa ponencia de José Arregui,"franciscano de corazón y sin papeles, que alimenta la mística de la resistencia activa", como dijo su presentador, sobre "La lógica del capitalismo y la lógica del Reino".

Y el teólogo vasco Arregi comenzó recordando que, en un contexto de crisis parecido al actual, Jesús no se dejó arrastrar ni por el pesimismo ni por la resignación, sino que apostó por "la sencillez libre y la compasión confiada y transformadora".

Y fue desgranando, con su verbo cálido y sencillo, las seis grandes contraposiciones o antítesis entre la lógica del Reino y la del capitalismo. La primera es la de "Dios vs Mamón". El Mamon, el dinero, el diablo del dinero contra el que Jesús advirtió y puso en guardia. Porque, según Arregi, "ese dinero es la dictadura universal, que hace que el 0,16% de la población disponga del 66% de los recursos del planeta".

En esta dinámica, la codicia no tiene límites y los medios de comunicación no la denuncian, "porque nos mienten y no pueden decir la verdad, esclavos como son de la lógica del capitalismo". Y presos de esa misma lógica, "ni los o bispos son capaces de ponerle reparos morales y enseñar que el que acumula roba y que, como dice el Concilio, el que se encuentra en situación extrema tiene derecho a tomar de la riqueza ajena lo necesario para sí".

La segunda antítesis es "la esperanza del Reino vs el pesimismo optimista". Para Arregi, Jesús lo dejó todo para anunciar el Reino, tras el encarcelamiento de su maestro, Juan Bautista. Y anunció el Reino, porque "el sufrimiento de la gente hizo brotar en él la compasión".

"Un Reino que es el poder transformador de la bondad" o dicho de otra forma, "pensar que es posible transformar el mundo y seguir en el empeño a pesar del fracaso". Ésa fue "la esperanza que siempre movió a Jesús".

En la actual situación, frente a un sistema colapsado y a una civilización en crisis, no basta, según el teólogo vasco, "indignarse y denunciar; es preciso abrir espacios a la osadía y a la imaginación abierta y activa".

A su juicio, "necesitamos una revolución espiritual, con religiones o sin ellas" y necesitamos "sabiduría para ser más felices con menos". Porque, "los sueños pueden ayudarnos a cambiar la realidad; el Reino de Dios fue la utopía y el horizonte de Jesús. Lo soñó, lo esperó y, soñándolo, o hizo real".

Lógica del Reino vs Lógica del capital

Es la tercera antítesis, según la cual "Jesús fundó en la bienaventuranza la consecución de un mundo nuevo, porque las bienaventuranzas transforman la vida y la historia". En esta dinámica, Arregi concretó que "la prioridad del Reino son los pobres y los que optan por los pobres son bienaventurados".

La cuarta antítesis es la transformación por el bien vs el castigo de los malos. ¿Qué pasa con los ricos en el Reino?, se preguntó Arregi. "Primero el Reino y luego el negocio. Hay que transformar el corazón de los ricos para hacerlo solidario, porque el Evangelio es, para el rico, la oportunidad de ser más dichoso por la solidaridad que por la posesión".

Es decir, "la revelación de Jesús consiste en que los opresores se vuelven hermanos y los ricos solidarios. Esta es la alternativa de Jesús". No se trata, por lo tanto, de condenar al rico al infierno eterno ni de invertir los papeles, sino en que "el rico deje de serlo para que el pobre deje de serlo". Es la historia de Zaqueo, "el rico transformado por la llega del Reino; es la bondad de la felicidad y la felicidad de la bondad".

La quinta antítesis es la del óbolo de la viuda vs el donativo del rico. Y Arregi puso como ejemplo de donativo el de los 20 millones de euros de Amancio Ortega a Cáritas o el de los obispos, que también le acaban de entregar 6 millones de euros. "Es para preguntarse: ¿Tantos millones tiene la Conferencia episcopal? ¿Y qué hizo y hace con esos millones?"

Frente a los donativos, las limosnas anónimas de los pobres. "Jesús tuvo ojos para ver las dos monedas de cobre de la viuda y, una vez más, invirtió la lógica del mundo y de la religión. Para Jesús, lo importante no es la cantidad, sino la solidaridad". Por eso, concluyó Arregi, "el óbolo de la viuda es sacramento de Dios".

La sexta y última antítesis es la compasión confiada vs la violencia tenebrosa. Mientras el liberalismo se presenta como el programa para el mejor mundo posible y algunos teólogos lo celebraban como la realización del Reino de Dios, el mercado implosionó, porque "no tiene compasión ni entrañas de misericordia". Sólo dispone del miedo, de donde proceden el poder y la violencia. "Dios, en cambio, es el poder de la bondad y de la compasión samaritana".

Arregi se despidió con la misma sonrisa de felicidad que luce continuamente, en medio de un nuevo y estruendoso aplauso insonoro. Y así concluyó La XVI Semana de Teología de esta Iglesia de base andaluza decidida a seguir luchando por la "utopía realizable" del Reino de Dios. Como levadura en la masa. Al estilo sencillo, humilde y sin condenas de las bienaventuranzas de Jesús de Nazaret.

viernes, 23 de noviembre de 2012

ISRAEL PARA JUSTIFICAR EL TERRORISMO DE ESTADO FABRICA TERRORISTAS...

Eduardo Galeano, Palestinalibre.org (autor de “Las venas abiertas de América Latina”)

Para justificarse, el terrorismo de Estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos.


Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador. Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen.

Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelí usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina. Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.

Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa. No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho.

Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros. ¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear impunemente al País Vasco para acabar con ETA, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar a IRA. ¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos?

El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quién mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica.

Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí.
Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki.

La llamada comunidad internacional, ¿existe?

¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se ponen cuando hacen teatro?

Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas ambiguas, rinden tributo a la sagrada impunidad.

Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos. Como siempre. Y como siempre, los países europeos se frotan las manos.

La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra lágrima mientras secretamente celebra esta jugada maestra. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca fueron, ni son, antisemitas. Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una cuenta ajena.

(Este artículo está dedicado a mis amigos judíos asesinados por las dictaduras latinoamericanas que Israel asesoró.)



domingo, 18 de noviembre de 2012

JOSÉ MÚJICA, EL PRESIDENTE 'MÁS POBRE' DEL MUNDO

Vladimir Hernández, en BBC Mundo, Montevideo

Se quejan de que el estilo de vida de los políticos está muy alejado del de su electorado. No es así en Uruguay.Conozca al presidente - que vive en una granja destartalada y regala la mayor parte de su paga.

Servicio de lavandería está colgado fuera de la casa. El agua proviene de un pozo en un patio lleno de maleza. Sólo dos agentes de policía y Manuela, un perro de tres patas, vigilar el exterior.

Esta es la residencia del presidente de Uruguay, José Mujica, cuyo estilo de vida claramente difiere marcadamente del estilo de vida de la mayoría de los otros líderes mundiales.

El presidente Mujica ha rechazado la lujosa casa que el Estado uruguayo ofrece para sus dirigentes y optó por quedarse en casa de su esposa, frente a un camino de tierra fuera de la capital, Montevideo.

El presidente y su esposa trabajan la tierra por sí mismos cultivando flores.

Este estilo de vida austero - y el hecho de que Mujica dona el 90% de su salario mensual, equivalente a $ 12.000 (£ 7.500), a la caridad - le ha llevado a ser etiquetado como el presidente más pobre del mundo.

"Puede parecer un viejo excéntrico ... Pero esto es una elección libre".

"He vivido como la mayoría de esta parte de mi vida", dice, sentado en una silla vieja en el jardín, con un cojín usado por Manuela el perro.

"Puedo vivir bien con lo que tengo."

Sus donaciones de caridad - que beneficien a los pobres y los pequeños empresarios - significa que su salario es más o menos en línea con el promedio de ingresos de Uruguay de $ 775 (£ 485) por mes.

En 2010, su declaración anual de riqueza personal - obligatorio para los funcionarios de Uruguay - antes $ 1.800 (£ 1.100), el valor de su Beetle 1987 Volkswagen.

Este año, agregó la mitad de los bienes de su esposa - la tierra, tractores y una casa - llegando a $ 215.000 (£ 135.000).

Eso sigue siendo solamente cerca de dos tercios del vicepresidente Danilo Astori patrimonio declarado, y un tercio de la cifra declarada por el predecesor de Mujica como presidente, Tabaré Vásquez.

Elegido en 2009, Mujica pasó los años 1960 y 1970 como parte de la guerrilla uruguaya Tupamaros, un grupo armado izquierdista inspirado en la revolución cubana.

Le dispararon seis veces y pasó 14 años en la cárcel. La mayor parte de su detención transcurrió en condiciones muy duras y de aislamiento, hasta que fue liberado en 1985, cuando Uruguay retornó a la democracia.

Aquellos años en la cárcel, dice Mujica, ayudó a dar forma a su visión de la vida.
Tupamaro: Izquierdista grupo guerrillero formado inicialmente de pobres trabajadores de caña de azúcar y estudiantes- El nombre de rey Inca Tupac Amaru
Clave Táctica fue secuestro político - UK embajador Geoffrey Jackson realizó durante ocho meses en 1971
Aplastado después del golpe de Estado (1973), encabezado por el presidente Juan María Bordaberry,
Mujica fue uno de los muchos rebeldes encarcelados, pasó 14 años tras las rejas - hasta que el gobierno constitucional regresó en 1985
Él jugó un papel clave en la transformación de los Tupamaros en un partido político legítimo, que se unió al Frente Amplio (Frente Amplio)

"Me llaman 'el presidente más pobre, pero no me siento mal. Las personas pobres son aquellos que sólo trabajan para tratar de mantener un estilo de vida caro, y siempre quieren más y más", dice.

"Este es un asunto de libertad. Si usted no tiene muchas posesiones, entonces no tienen que trabajar toda su vida como un esclavo para mantenerlos, y por lo tanto tiene más tiempo para sí mismo", dice.

"Puedo parecer un viejo excéntrico ... Pero esto es una elección libre".

El mandatario uruguayo hizo una observación similar cuando se dirigió a la Cumbre Río +20 en junio de este año: "Hemos estado hablando toda la tarde sobre el desarrollo sostenible. Para llegar a las masas de la pobreza..

"Pero lo que estamos pensando ¿Queremos que el modelo de desarrollo y consumo de los países ricos les pregunto ahora: ¿qué pasaría con el planeta si los indios tuvieran la misma proporción de automóviles por hogar que los alemanes ¿Cuánto oxígeno necesitaría? nos queda?

"¿Este planeta tiene recursos suficientes para siete u ocho millones pueden tener el mismo nivel de consumo y de los residuos que hoy se observa en las sociedades ricas? Este es el nivel de hiper-consumo que está dañando nuestro planeta".

Mujica acusa a los líderes mundiales de más tener una "obsesión ciega para lograr el crecimiento del consumo, como si por el contrario fuera el fin del mundo".

Pero por grande que sea la distancia entre el Mujica vegetariano y estos otros líderes, no es más inmune a lo que son los altibajos de la vida política.

"Muchos simpatizan con el presidente Mujica por la forma en que vive. Pero esto no lo detiene para ser criticado por lo que hace el gobierno", dice Ignacio Zuasnabar, encuestador uruguayo.

La oposición uruguaya dice que la prosperidad económica reciente del país no se ha traducido en mejores servicios públicos en salud y educación, y por primera vez desde la elección de Mujica en 2009, su popularidad ha caído por debajo del 50%.

Este año también ha estado bajo fuego por dos jugadas polémicas.Congreso de Uruguay aprobó recientemente un proyecto de ley que legalizó los abortos para embarazos de hasta 12 semanas. A diferencia de su predecesor, Mujica no la vetó.

Él también está apoyando un debate sobre la legalización del consumo de cannabis, en un proyecto de ley que también le daría al Estado el monopolio de su comercio.

"El consumo de cannabis no es lo más preocupante, el tráfico de drogas es un problema real", dice.

Sin embargo, él no tiene que preocuparse demasiado acerca de su índice de popularidad - la legislación uruguaya no se permite la reelección en 2014. Además, con 77 años, es probable que se retire   de la política por completo en poco tiempo.

Cuando lo haga, tendrá derecho a una pensión del Estado - y a diferencia de algunos otros ex presidentes, él no encontrará demasiado difícil acostumbrarse a la caída de los ingresos.

viernes, 16 de noviembre de 2012

MÁRTIRES DE LA UCA

El recuerdo de los jesuitas muertos en San Salvador

Cipriano Díaz Marcos, en lne.es

No hay que cerrar los ojos ante nada, hay que «enfrentarse» a esta terrible época e intentar encontrar una respuesta para todas las preguntas sobre la vida y la muerte? Quiero ser la cronista de muchas cosas de esta época. (Etty Hillesum, desaparecida en el campo de concentración de Auschwitz)
El recuerdo de aquellos jesuitas muertos hace ya 22 años en la Universidad Centroamericana de San Salvador sigue presente entre nosotros por su legado. Desde sus cátedras universitarias y sus plataformas de investigación social se hicieron cronistas de su época, compartiendo análisis y ensayando respuestas, siempre desde la perspectiva de los más indefensos. Jon Sobrino, superviviente de aquella masacre, calificaba de «razón compasiva» ese ejercicio intelectual. Porque estos profesores sabían que cualquier análisis sociopolítico, por riguroso que fuera, es insuficiente si no incluye la preocupación por los más vulnerables y la defensa de su derecho al pan y la alegría.

Ese fue el sentido de su existencia y la herencia que nos dejaron. Un talante que se afana en la reflexión especulativa y hunde sus raíces en el amor al prójimo y el apoyo mutuo. Porque para ellos vivir con espíritu no fue una suma de prácticas piadosas, sino un conjunto de ejercicios apasionados que incluían la contemplación y el análisis, el diálogo crítico y la espiritualidad para desvelar la realidad que se oculta y descubrir a Dios en el corazón de las cosas.

Precisamente, se sabían en alianza con un Dios que permanece atareado por la causa de la humanidad. Un Dios que dice: «Vete y dile a faraón que he visto la opresión de mi pueblo; que he escuchado su clamor». Un Dios que invita a imaginar una nueva posibilidad para el mundo de los hombres -de los pobres especialmente- en momentos en que los sistemas se pervierten y producen un dolor planetario. Nuestros mártires fueron expertos en ciencias sociales y místicos inspirados por una sabiduría evangélica que los alejaba de la aflicción estéril y del relato de calamidades, convencidos de que su época, como la nuestra, llena de urgencias, requería además de la determinación y el convencimiento de que hay futuro.

Lo expresaba, como un grito, esa extraordinaria mujer citada más arriba: «Tenemos que rezar efusivamente para que llegue algo mejor, siempre que tengamos en nosotros la disposición para algo mejor. Si por nuestro odio nos hemos convertido en unos perros tan salvajes como ellos (los nazis), entonces todo esto ya no tiene sentido». Orar y obrar con disposición interna para alejar de sí la resignación y la amargura, negándose al odio. Un espíritu para construir lo nuevo.

Estos hombres y mujeres asesinados en 1989 dejaron una estela que alumbró la vida y la muerte de muchos otros después. Precisamente, hace unos meses despedíamos en Valladolid a Catalina Montes, hermana de uno de ellos, que agotó sus días en un esfuerzo continuado por poner en pie la Ciudad de Retornados Segundo Montes, en el departamento de Morazán (El Salvador), y en octubre se enterraba al P. Joseph Dean Brackley SJ, norteamericano, que llegó a El Salvador en 1990, cuando se ofreció como voluntario para continuar la labor académica de sus colegas y hermanos religiosos de la Compañía de Jesús. Ambos fueron también escritores y universitarios con un permanente sueño de justicia y de verdad. Recordar a unos y a otras es seguir celebrando lo mejor de la vida; la vida que se entrega por la causa de la cultura, la belleza y la solidaridad.



jueves, 15 de noviembre de 2012

MI ESPERANZA EN EL FUTURO

Fernando Cardenal, en 'La voz de Galicia'

Cuando presentaba hace tres años el libro de mis Memorias en varias ciudades españolas me preguntaron en Granada: “Cómo puede usted seguir siendo un hombre de esperanza después de las desilusiones políticas que ha tenido en los últimos años”.

Le contesté que mi esperanza no estaba puesta en teorías sino en algo muy concreto, en mi experiencia de años trabajando con jóvenes “Mi esperanza es que los jóvenes vuelvan a las calles a hacer historia”

Yo se por experiencia de lo que es capaz un joven. A mí no me cuentan cuentos. Yo estuve con ellos.

Estuve con ellos cuando en la década de los 70 fundamos el Movimiento Cristiano Revolucionario en la Educación Superior de Nicaragua y nos enfrentamos a la criminal tiranía somocista. Nos queda de herencia la sangre de 14 mártires. El compromiso que vi en los jóvenes esos años con la causa de los pobres, con el derrocamiento de la dictadura, con la construcción de una nueva sociedad más justa y solidaria, a favor de los más pobres, fue maravilloso, en muchas ocasiones heroico.

En los primeros días después del triunfo de la Revolución Sandinista me encargaron que organizara una campaña nacional de alfabetización para todo el país, donde bastante más de la mitad de la población era analfabeta. 60.000 jóvenes de secundaria y universidad se ofrecieron voluntarios para ir 5 meses a las selvas y montañas de todo Nicaragua, viviendo en las casas de los pequeños y pobres campesinos para enseñarles a leer y escribir a todos y todas. La capacidad de amor y entrega a la tarea fue inmensa, admirable, y en muchos casos heroica.

Los Contra-Revolucionarios asesinaron al inicio a Marta Lorena Vargas, una jovencita alfabetizadora de Managua que enseñaba cerca de la frontera con Honduras. Crimen con mensaje, “Todos y todas deberían regresar a sus casas o les matarían. Lo habían dicho desde el inicio, pero no lo creyeron. Era en serio”.

Ellos no querían que la Revolución Sandinista realizara algo tan bello y hermoso, por eso querían que fracasa la Jornada Nacional de Alfabetización. Después del crimen con Marta Lorena, la Contra-Revolución asesinó a un alfabetizador, con el mismo mensaje. Nadie se movió de sus puestos. Entonces mataron a otra, luego a otro y así hasta 7. Pero no se movió nadie de las montañas. Los asesinos comprendieron que no podían doblegar a aquellos jóvenes, y ya no siguieron matando a ningún alfabetizador. Y todo terminó con un gran éxito, en gran parte por el maravilloso trabajo de los jóvenes. Cuando recibimos el premio de La UNESCO en París, nos dijeron que en ningún país del mundo antes se había bajado tanto el índice del analfabetismo en 5 meses como en Nicaragua.

Terminada esta epopeya de los jóvenes, pasé a trabajar 5 años con la Juventud Sandinista, los jóvenes de la Revolución. Yo me sentía en el paraíso rodeado de tanta entrega, de tanto compromiso por transformar la sociedad, de tanto amor a los excluidos de siempre de nuestras sociedades, siempre en ambiente de sacrificio y generosidad. Allí también un gran número ofrendó sus maravillosas vidas defendiendo la Revolución de los ataques de la Contra Revolución apoyada y financiada por el gobierno norteamericano. El ambiente diario era de una gran entrega a la causa de construir una sociedad más justa y equitativa. Miles iban en las vacaciones de fin de año voluntarios a cortar café a las fincas estatales para conseguir divisas para las obras sociales del gobierno. Allí también hubo mártires. La lista de tareas de aquellos días es muy grande: jornadas de vacunación del Ministerio de Salud, apoyo a los damnificados del Huracán “Juana” y del Huracán “Micht”, traslado de los Miskitos que vivían en las riberas continuamente inundada del río Coco, frontera con Honduras, hacia lugares más seguros y construcción allí de nuevas casa para ellos.

Aquí en Nicaragua las cosas han cambiado mucho desde 1990 y la juventud ha pasado por una etapa de desilusión y apatía, comprensible por la corrupción de algunos altos dirigentes de la Revolución Sandinista. Más dura la desilusión cuando tantos de de sus compañeros y compañeras dieron sus vidas defendiendo la Revolución.

Pero las cosas han comenzado a cambiar entre los jóvenes de Nicaragua. Hay signos muy positivos que dan fuerza a mis palabras en Granada.

De todas manera, mi actitud en estos años de apatía de la juventud ha sido seguir esperando. Me siento muy identificado con la afirmación de ese maravilloso obispo de origen catalán, Pedro Casaldáliga, quien desde las selvas del río Araguaia en Brasil y ante la debacle de la Revolución Sandinista afirmó: “Somos soldados derrotados de una causa invencible”.

¿Quién más derrotado que yo?, con tantos años de militancia, desde los tiempos de la lucha contra la criminal tiranía de Somoza, exponiendo tantas veces mi vida.

Derrotado sí, pero nuestra causa es invencible, porque es la causa de la justicia, la causa del amor, y por lo mismo, es la causa del Jesús en que yo creo, el gran amigo de los pobres y excluidos de su tiempo.

Quiero terminar con las últimas líneas del magnífico libro de mi amigo mexicano Carlos Núñez, La Revolución Ética: “Recuperar el derecho a soñar y a construir lo soñado, elementos sustantivos en la impostergable revolución ética que el mundo requiere para poder afirmar una vez más que : “A NOSOTROS NO SE NOS HA MUERTO LA ESPERANZA”.



lunes, 12 de noviembre de 2012

EL 14-N, UNA LLAMADA CLARA A LXS CRISTIANXS INDIGNADXS

cristianxsindignadxs

Hay muchas formas de hacer huelga este miércoles, elige la tuya y comprométete.

Motivos hay muchos. Porque llevamos demasiado tiempo aguantando tanta injusticia, porque vamos a suicidio por semana, porque los desahuciados menos mediáticos por seguir con vida son cada día más y duelen, porque esta crisis no es económica, es ética, es la de la avaricia, la del dios Mammon, porque nuestros distinguidos ministros no pueden evitar poner sonrisillas sonrojantes cada vez que anuncian un nuevo estropicio, porque la distancia entre los más ricos y los más pobres está creciendo a niveles de Edad Media y sigue subiendo la venta de Ferraris a final de año, porque nos hacen tanto daño que a veces están a punto de hacernos olvidar que el Sur también existe (desde hace mucho), porque ayer un enfermo de VIH pedía de rodillas en el metro “para comida, para comida, para comida” y lo hacía “por favor, por favor, por favor” terminando inesperadamente con un “amén”, porque acabar con la mortalidad infantil en todo el mundo costaría 0’25 dólares al día y sin embargo gastamos cada segundo 1.500.000.000 de dólares en armamento, porque no necesitamos la caridad de los Amancios sino la justicia de hacer las cosas como se debe, porque Espe está en contra y dice que es inconstitucional… pero muy muy especialmente porque realmente hay esperanzapara cambiar las cosas, aunque a veces falle el optimismo. Por todos estos motivos y por muchos más que cada día salen en las noticias (estaría bello que cada uno añadiera el suyo en los comentarios de esta entrada), este miércoles #14N lo paramos todo. Nos ponemos en huelga. No queremos avanzar al ritmo del que oprime mientras ríe.

Adjunto a esta entrada, por su valor, el comunicado de la HOAC invitando a movilizarse en todos los actos programados para esta semana de lucha, denuncia y esperanza:

La Confederación Europea de Sindicatos (CES) ha convocado una jornada de acción y solidaridad para el próximo 14 de noviembre. Esta Jornada europea adoptará diversas formas: huelgas, manifestaciones, concentraciones y otras acciones.
Ante este acontecimiento importante e histórico para la vida de los trabajadores y trabajadoras de Europa y para quienes sufren la lacra del desempleo, nosotros como Movimientos Cristianos en el mundo obrero deEspaña y Portugal, nos alegramos por esta jornada europea y hacemos pública nuestra posición.
Las tasas de pobreza y exclusión de nuestros países del sur de Europa están aumentando a un ritmo vertiginoso. Hay un ataque en toda regla a los derechos sociales y a la protección de las personas y familias trabajadoras con el argumento de priorizar el pago de la deuda. Una deuda que es ilegítima al proceder de préstamos que fueron concedidos y gestionados de manera dudosa, que atentan contra la dignidad de la vida de la ciudadanía, y ponen en peligro la convivencia pacífica entre los pueblos. La política europea, que tomó medidas desastrosas en algunos de los estados miembros, ha declarado como prioridad la salvación del sistema financiero y de los bancos, en lugar de rescatar a las personas. La deuda pública se está convirtiendo en un mecanismo de trasvase de riqueza de pobres a ricos. Por eso, cada vez hay más personas con empleos precarios o que no encuentran trabajo y con un futuro incierto, especialmente los jóvenes.
Entendemos que pese a la situación que estamos sufriendo, no podemos ni debemos olvidar a nuestros hermanos y hermanas de los países más empobrecidos de Europa del Este y de nuestro planeta. Lo que aquí empezamos a sufrir es lo que está sucediendo, sobre todo en el Sur, desde hace décadas, donde la deuda externa se ha cobrado millones de vidas, abocando al hambre y la esclavitud a miles de personas, familias y países enteros.
Las consecuencias de estas decisiones afectan al conjunto de la sociedad pero, de manera más dura, a los sectores del mundo del trabajo más débiles y empobrecidos. Estas consecuencias llevan al empobrecimiento generalizado y a la pérdida de cohesión social y de horizonte vital. Los grupos más castigados son los inmigrantes, los jóvenes, las mujeres y parados de larga duración…
Este año en la Iglesia celebramos “el Año de la fe”. Como parte de ella, se nos invita a profundizar en el Catecismo de la Iglesia, en donde leemos: “La regulación de la economía únicamente por la ley de mercado quebranta la justicia social, porque «existen numerosas necesidades humanas que no pueden ser satisfechas por el mercado». Es preciso promover una regulación razonable del mercado y de las iniciativas económicas, según una justa jerarquía de valores y con vistas al bien común” (CIC, 2425).
Nosotras y nosotros, que formamos parte de estos movimientos, entendemos que quien debe promover esta regulación razonable del mercado, son los gobiernos. Pero en la situación actual, nuestros gobiernos son súbditos de la situación financiera y la única salida que nos están ofreciendo son políticas de recortes, que rebajan claramente los derechos de los trabajadores respecto a situaciones anteriores. Lo peor es que en los últimos años de nuestras democracias siempre pierden en el concierto social los mismos, y siempre los más débiles.
Por eso, la primera vía para intentar revertir esta situación de conflicto es el diálogo. Cuando éste no es posible, la propia Iglesia reconoce la legitimidad del recurso a “la huelga no violenta, cuando se presenta como el instrumento necesario, en vistas a unas mejoras proporcionadas y teniendo en cuenta el bien común” (CIC, 517). La política que se está desarrollando ha olvidado el sentido de la justicia y un trabajo en defensa de la fraternidad y el bien común.
Precisamente por esta razón, entendemos que esta convocatoria de huelga general y las movilizaciones en toda Europa están justificadas. Las políticas al servicio de las personas y de sus necesidades básicas deberían ser prioridad, por encima de los intereses de los mercados.
Una de las terribles consecuencias que ha provocado esta involución y regresión social, es la aparición de un sentimiento generalizado de miedo. Un estado de miedo e incertidumbre que se ha instalado para condicionar las expectativas y proyectos personales y familiares de las personas: miedo a perder el empleo, asumiendo así todo tipo de precariedad, miedo a las represalias por cualquier acción de protesta, miedo igualmente a secundar una convocatoria de huelga…
Mientras esto sea así, entendemos que hay legitimidad para actuar en defensa de los derechos de las personas y familias trabajadoras. A su vez reivindicamos, en el marco de esta Jornada europea de acción y solidaridad, el papel de la política y, en especial, de los sindicatos, que son la principal defensa organizada de los trabajadores.
Por todo ello, pedimos a los políticos, sindicatos, empresarios, entidades financieras y a los distintos expertos, que actúen con responsabilidad ante la gravedad de la situación actual, que puede empeorarse en el caso de que olviden este principio básico de humanidad: “las necesidades de los pobres deben tener preferencia sobre los deseos de los ricos; los derechos de los trabajadores, sobre el incremento de los beneficios” (Juan Pablo II, Toronto 1984).
Queremos acabar invitando a vivir las palabras de nuestros obispos, al finalizar el reciente Sínodo sobre la Nueva Evangelización, celebrado en octubre:
“Al mundo de la economía y del trabajo queremos recordar como de la luz del Evangelio surgen algunas llamadas urgentes: liberar el trabajo de aquellas condiciones que no pocas veces lo transforman en un peso insoportable con una perspectiva incierta, amenazada por el desempleo, especialmente entre los jóvenes, poner a la persona humana en el centro del desarrollo económico y pensar este mismo desarrollo como una ocasión de crecimiento de la humanidad en justicia y unidad”.

MADRID, LISBOA, BRUSELAS
7 de noviembre de 2012

sábado, 10 de noviembre de 2012

DESOBEDIENCIA CIVIL


José María Castillo

            I. El problema

            Tal como se han puesto las cosas con motivo de la crisis económica, que se agrava casi cada día y cuyo final no se ve cercano, son muchas las personas de buena conciencia que se preguntan si no ha llegado el momento de afrontar en serio el problema de la desobediencia civil, en una situación de legalidad democrática, que, admitiendo la mayoría absoluta del partido que nos gobierna, da pie para que se adopten decisiones políticas que, dentro de esa legalidad, pueden tomar decisiones “por decreto ley”, prescindiendo así del control parlamentario. Así las cosas, me he preguntado qué puede decir un teólogo sobre este asunto tan grave. Lo que está en juego son los derechos más fundamentales de los ciudadanos. Estoy hablando de situaciones de hambre. Y el hambre no espera. El hambre mata. Y mata pronto. ¿Podemos seguir esperando? ¿Que puede decir la teología en una situación como ésta? 

            El tema de la desobediencia civil, si se afronta desde la religión (o la teología), se puede analizar a partir de dos puntos de vista: desde la subjetividad de la propia conciencia; o desde la objetividad de lo que sucede en la sociedad, en la historia, en el momento concreto en que vivimos. Por supuesto, lo subjetivo y lo objetivo, en este caso, están necesariamente inter-conectados. Es más, toda decisión moral se toma y se asume desde la conciencia. En este sentido, toda decisión moral se toma y se asume desde la subjetividad. Pero no es éste el punto de vista que aquí nos interesa. Lo que importa, al tratar el asunto que estamos analizando, es fijar cuál es el factor determinante cuando se toma una decisión que lleva a la desobediencia civil. Una decisión así, es (en principio) incorrecta; y puede resultar peligrosa para el que la toma. Por eso hay que insistir en la pregunta sobre el factor determinante de la desobediencia a lo que se nos obliga desde el poder constituido. Resistir al “imperativo de la ley” es siempre un riesgo. Pues bien, el motivo que nos lleva a asumir ese posible riesgo ¿es lo meramente subjetivo (la conciencia del sujeto)? ¿o es lo objetivo (lo que sucede fuera de nosotros, lo que les pasa a otros, etc)? Ésta es la cuestión.   

            Como es bien sabido, en la enseñanza tradicional de las religiones, concretamente en el cristianismo, se ha construido su teología del acto moral a partir de la conciencia, es decir, a partir de la subjetividad del individuo. El concilio Vaticano II lo dijo con toda claridad: “el hombre tiene una ley escrita por Dios en su corazón, en cuya obediencia consiste la dignidad humana y por la cual será juzgado personalmente. La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre”.  Y esto es aplicable incluso cuando se trata de una “conciencia errónea invencible” (GS 16).

            Ahora bien, si el comportamiento cristiano correcto es el que viene dictado por la propia conciencia o sea por la propia subjetividad, por más que dicha conciencia deba estar orientada por “la verdad y el bien” (GS 16), es obvio pensar que semejante planteamiento de la conducta  tiene su razón de ser y se formula desde lo meramente subjetivo de cada individuo. Así lo vieron los creadores de la doctrina moral clásica, cosa que quedó patente en la conocida controversia entre san Bernardo de Claraval y Abelardo, en el s. XII, que resolvió Tomás de Aquino, en el s. XIII. Y que es, en definitiva, la misma doctrina que recoge y repite el papa Juan Pablo II, en la encíclica Veritatis Splendor. Es decir, se trata de una enseñanza que, con ligeras variantes, básicamente se ha mantenido invariable, en su formulación desde la subjetividad, hasta nuestros días.

             Ahora bien, al plantear el criterio de la buena conducta desde la subjetividad de la propia conciencia, sin darnos cuenta incurrimos en un peligro de consecuencias imprevisibles. Baste pensar en la frecuencia con que ocurre el hecho de personas que abandonan un cargo público, después de un escándalo, un delito, un crimen quizá, y afirman tranquilamente que se van “con la conciencia tranquila”. De hecho, sabemos que es interminable la lista de inquisidores, dictadores, torturadores, verdugos y genocidas, que, después de ser los causantes de incontables víctimas, aseguran que cometieron todas sus atrocidades con “buena conciencia”. Es el enorme peligro de la “ética de la subjetividad”. Una ética que nos ha llevado a donde estamos: en la más vergonzosa descomposición moral, en la corrupción como norma de conducta y de gobierno, en la desintegración de valores y en la desvergüenza que caracteriza la cultura de la crisis que estamos soportando.

           
            II. Jesús y Pablo
            Así las cosas, la pregunta obligada es: ¿desde dónde y cómo se fundamenta, en la teología cristiana, una ética basa en el dictamen de la propia conciencia? Es significativo que la palabra “conciencia” (syneídesis) no se encuentra en los evangelios. Solamente en Jn 8, 9 (el relato de la adúltera) hay una variante apócrifa, aplicada a los acusadores de la mujer. Este dato estadístico quiere decir obviamente que el llamado “dictamen de la conciencia”, la “buena o mala conciencia”, no tuvo papel alguno ni en la conducta ni en las enseñanzas de Jesús. De ello no se hace la más mínima mención en los relatos de la vida y la doctrina del Jesús histórico. Por tanto, quien pretenda justificar su conducta, amparándose en la “buena conciencia”, debe saber que no tiene argumentos para recurrir ni al ejemplo ni a las enseñanzas del Evangelio.

            En contraste con los evangelios, en los escritos del Corpus Paulino, se encuentra el término syneídesis (conciencia) 14 veces (Rom 2, 15; 9, 1; 13, 5; 1 Cor 4, 4; 8, 7. 10. 12; 10, 25. 27. 28. 29; 2 Cor 1, 12; 4, 2; 6, 11). De un total de 31 casos, en todo el NT. Por tanto, casi la mitad de los textos que recurren a la “conciencia”, para explicar la conducta humana o su cualificación moral, se encuentran en las cartas auténticas de Pablo. Aquí es importante saber que la syneídesis no tiene correspondencia alguna en todo el AT. Y en la versión de los LXX aparece sólo en casos muy aislados (Ecl 10, 20; Sab 17, 11; Eclo 42, 18). Y es que la syneídesis, como “conciencia moral”, es un término que tiene su origen en la filosofía popular griega (Plutarco), de donde pasó a los autores judíos más cercanos al helenismo (Filón, Josefo), y se encuentra también en escritores latinos destacados en el pensamiento estoico (Cicerón) (cf. G. Lüdemann).
            Todo esto supuesto, se entiende fácilmente el abismo de distancia que separa a Jesús de Pablo, en un asunto tan capital como es el factor determinante en la toma de nuestras decisiones morales. Está claro que, en el caso de Pablo, ese factor determinante es la propia conciencia, cuya expresión más fuerte es el mandato que el mismo Pablo impuso a la comunidad cristiana de Roma de someterse a la autoridad constituida, que en aquel momento era precisamente Nerón, advirtiendo que esto se tenía que hacer “no sólo por miedo a la reprobación, sino también por motivo de conciencia” (Rom 13, 5). Se ha dicho, con razón, que éste es “uno de los pasajes más imprudentes de todas las cartas de Pablo” (M. J. Borg, J. D. Crossan).

            En todo caso, y por más matizaciones que se le hagan a este texto, es incuestionable que, motivando a la gente “por motivos de conciencia”, se puede (y se suele) justificar “la mentalidad sumisa”, desde la que se han cometido las mayores atrocidades que en la historia se han producido a lo largo de los siglos. Es un hecho que “sólo los esclavos son aptos para la represión. Como se sabe, los atenienses sólo empleaban a esclavos en la policía. Quien practica la represión como oficio tiene que ser él mismo un represor ejemplar. Esta es la causa profunda de que la obediencia ciega a los ejercicios absurdos de instrucción desempeñen un papel tan importante en el ejército y en la policía”. Como se sabe igualmente que “entre los vigilantes más fieles y seguros de los campos de concentración nazis estaban los propios prisioneros” (Vicente Romano).

            No hay que ser un sabio para caer en la cuenta de que la conducta moral y, más en concreto, el tema de la conciencia sumisa se plantea de una manera completamente distinta en los evangelios. Es evidente que Jesús no fue un modelo ejemplar de obediencia a la autoridad establecida. Todo lo contrario. Sus actos, reiterados e insistentes, de desobediencia a las leyes (la Torá, Ley escrita, y la Halaká, leyes e interpretaciones orales que dictaban los rabinos) fue la causa que motivó el enfrentamiento de Jesús con el Sanedrín o Gran Consejo. Un enfrentamiento que se agravó con el paso del tiempo. Y que terminó con el juicio, la condena y la ejecución de Jesús en forma de muerte más cruel y vergonzosa que se practicaba en aquel tiempo, la muerte en cruz.

            Este asunto ha sido motivo de estudio por parte de los estudiosos más competentes en la exégesis de los evangelios y, más en concreto, en el espinoso tema de las relaciones entre Jesús y el judaísmo (E. P. Sanders, R. Banks...). Pues bien, si nos atenemos al punto más fuerte y más delicado de esta cuestión, la desobediencia de Jesús a la Ley Divina escrita, la Torá, la ley dada por Dios a Moisés (según las creencias que transmite la Biblia), se podrá (y se deberá) discutir, matizar y precisar el significado exacto de tal o cual texto de los evangelios. Pero hoy, si este asunto de analiza con objetividad y sin apasionamiento, la conclusión es que los responsables de la muerte de Jesús fueron los Sumos Sacerdotes (X Alegre) y, con ellos, el Gran Consejo. Desde este punto de vista, al ser los supremos dirigentes de la religión los que condenaron a muerte a Jesús, se puede (y se debe) afirmar con toda seguridad que fue la autoridad oficial constituida la que sentenció a muerte a Jesús.


            III. Lucha contra el sufrimiento y desobediencia
            Dicho esto, el tema capital, que aquí nos interesa dejar claro, es precisar por qué se llegó a este juicio y a esta condena. Pues bien, planteada la cuestión en estos términos, la lectura de los evangelios no ofrece lugar a dudas. Jesús fue un hombre que no soportó el sufrimiento de los seres humanos más desgraciados de este mundo. Y fue sin duda eso lo que le motivó a desobedecer al poder constituido. Jesús desalojó violentamente el Templo porque vio que aquello ya no era un lugar de encuentro con Dios, sino que la habían convertido en “una cueva de bandidos” (Mt 21, 13; Mc 11, 17). Jesús se opuso públicamente a la ley del repudio, “por cualquier causa”, que establecía la desigualdad de derechos entre hombres y mujeres (Mt 19, 1-12; Mc 10, 1-12). Jesús exigió la transgresión de la Ley divina al decirle a uno de sus discípulos que el seguimiento del mismo Jesús se anteponía incluso al entierro del propio padre (Mt 8, 21-22). Lo que, en aquella sociedad, entrañaba una importancia única. Está demostrado que “por influjo de los Jasidim y de los Fariseos, el último servicio a los muertos había sido enaltecido a la cima de todas las buenas obras” (M. Hengel). Por otra parte, no olvidemos que, en la sociedad del tiempo de Jesús, “lo religioso” y “lo civil” estaban fundidos de tal manera que, en la práctica, eran realidades inseparables (cf. E. Schürer). El “pecado” era vivido y considerado como “delito”. De la misma manera que el “delito” era vivido y considerado como “pecado”. De ahí que la desobediencia religiosa era, al mismo tiempo e igualmente, desobediencia civil.

            Ahora bien, habida cuenta de cómo se vivía “lo religioso” y “lo civil” en la sociedad judía del tiempo de Jesús, se comprende que el principio determinante de la conducta de Jesús fue, ante todo, la lucha contra el sufrimiento de los seres humanos. Es lo que se repite en los sumarios de los sinópticos (Mt 4, 23-24; Lc 6, 17-19; Mt 9, 35-36; Mc 6, 34; 3, 13-19; Lc 10, 2; Mt 11, 4-6; Lc 7, 22-23). Y lo que resume el apóstol Pedro cuando afirma que “Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, pasó haciendo el bien y curando a todos los sojuzgados por el diablo, porque Dios estaba con él” (Hech 10, 38). Pero no se piense que la actividad de Jesús se limitó a curar enfermos. A eso hay que añadir, sobre todo, su cercanía a los pobres, su acogida y su amistad con los pecadores, los publicanos, los leprosos, los excluidos, los samaritanos, los extranjeros y, de manera especial, la relación de cercanía preferencial que siempre tuvo con las mujeres (Lc 8, 1-3; Mc 15, 40-41; Jn 4, 4-38), incluso cuando se trataba de mujeres reconocidamente despreciables (Lc 7, 36-50; Jn 8, 1-11; Mc 5, 21-43 par).

            Pero con decir esto, no se toca el asunto más decisivo. Lo más importante, cuando hablamos (en religión o en teología) de la desobediencia civil, es que Jesús defendió y liberó a los que sufren  desobedeciendo a las leyes establecidas en la sociedad de su tiempo. Lo cual quiere decir que el principio determinante de la conducta de Jesús no fue el sometimiento al “imperio de la ley”, sino el enfrentamiento al dolor, a la opresión, a la injusticia, a la desigualdad de derechos, a la dura condición de los excluidos y marginados y, en general, a cuanto era motivo de sufrimiento para los más desprotegidos y desamparados con quienes convivimos.


            IV. Proteger a los desprotegidos desobedeciendo
            Es decisivo destacar que no se trata de desobedecer a la ley para buscar el propio provecho o el propio interés. Se desobedece porque no queda otro camino para remediar el daño que están sufriendo otras personas. Pero siempre teniendo muy presente que el Evangelio es lo que es, y tiene la fuerza que tiene, no simplemente porque nos dice que remediar el sufrimiento y proporcionar felicidad a los demás es el factor determinante y el criterio rector de la vida humana, sino además  porque eso se logra y se hace desobedeciendo a un sistema legal y a un ordenamiento jurídico que está pensado para favorecer y proteger a los mejor situados en la sociedad a costa del sufrimiento y el desamparo de los que se ven obligados a vivir en los estratos más bajos de esa misma sociedad. No digo que este criterio sea racionalmente demostrable. Lo que digo es que este criterio constituye la convicción básica en la que se sustenta la fe cristiana.

            Por supuesto, la Constitución vigente establece la igualdad en dignidad y derechos para todos los ciudadanos (Art. 10 y 14). Pero sabemos de sobra que la vida de los individuos, de las familias, de los ciudadanos, no se rige ni se organiza solamente a partir de lo que se dice en el texto constitucional. Más importantes que los artículos de la Constitución son las leyes y decretos que dictan los gobernantes de turno. Y bien sabemos que los gobernantes son seres humanos, no ángeles. Como sabemos que nadie hace una ley en contra de sí mismo. Ningún tonto tira piedras a su propio tejado. Por esto, ni más ni menos, es inevitable, es (a veces) necesaria la desobediencia civil. 

            ¿Qué hacer en concreto? No se trata en modo alguno, como ya se ha dicho, de organizar la vida con criterios de mero libertinaje en busca del propio interés y del propio provecho. Lo que se pretende es asumir como convicción determinante la intolerancia ante la injusticia, la desigualdad y el sufrimiento que padecen los más desprotegidos de la sociedad. Pues bien, ¿qué hacer para que esta convicción sea verdaderamente tal?

            Lo primero es superar el pesimismo. Esto tiene solución. Lo más seguro es que esa solución no nos la van a dar los gobernantes, que ya nos han demostrado sobradamente que, unos por “ineptos” y otros por “corruptos”, no son capaces de sacarnos de este caos. Lo primero, pues, como viene pregonando por todo el mundo el Nobel de economía Paul Krugman, “disponemos tanto del saber como de los instrumentos precisos para poner fin a este sufrimiento”.  

            Lo segundo es luchar por la libertad que acaba con la pasividad. Aquí recuerdo lo que decía Bertol Brecht en su “Loa de la dialéctica”: “¿De quién depende que siga la opresión? De nosotros. ¿De quién depende que se acabe? De nosotros también”. Los que abusan de los pobres, dejarían de hacerlo si los demás no nos quedásemos con la boca cerrada y los brazos  cruzados ante semejante abuso. Tenía toda la razón del mundo Martin Luther King cuando dijo la famosa frase que tantas veces se ha repetido: “Lo que más me preocupa no es ni el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin carácter, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”.

            Lo tercero es la necesidad urgente de agruparse. Porque el “desobediente solitario” termina pronto en el calabozo de la policía, en el tribunal de la justicia y probablemente en la cárcel a donde van a parar los “peligrosos”. Si nos unimos, si nos agrupamos, si protestamos en masa, no hay gobernante que pueda hacer frente a la masa de ciudadanos que se rebelan contra la injusticia, la mentira, el atropello. A eso no hay gobierno que resista. Los gobernantes se mantienen sobre la sumisión de los ciudadanos que callan y aguantan. ¡Eso, jamás!